Radicalismo tecnológico

Noviembre 18, 2005 - Publicaciones

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Desconozco por qué existe una tendencia tan marcada hacia el fundamentalismo en la industria del software.

Hay tres clases de fundamentalistas: están aquellos que dicen que todo el software debe ser libre ( open source), los que dicen que todo debe ser "propietario" (el pago por las licencias garantiza la inversión y la innovación) y aquellos que pregonan estar en el medio: "algunos software pueden ser libres, pero el mío no".

Creo que los tres están equivocados. El argumento en realidad tiene sentido solo en el ámbito estatal, ya que la empresa privada puede (y debe) hacer lo que mejor le parezca, mientras el Estado no debe asumir riesgos indebidos o desconocidos con los fondos públicos.

El software libre es engañoso pues el no pagar licencias no quiere decir que sea gratis. Aunque sea mejor pagar salarios en moneda local que licencias en dólares, hay dos problemas: falta de mano (mente) de obra local y software especialmente en aplicaciones empresariales que no existen en software libre.

El software "propietario" a veces es bueno cuando falla poco, pero puede causar severa dependencia, la cual se expresa en los costos de mantenimiento y ampliación tanto en número de usuarios como en transacciones.

Aquellos software sin competencia en software libre no tienen por fuerza que crear dependencia pues la dependencia se crea ante la negativa de los proveedores de ofrecer el código fuente.

En el caso de que una institución requiriera un software del cual ninguno de los proveedores ofrece el código fuente, entonces la institución deberá evaluar el costo de contratar el desarrollo desde cero frente a la compra de un paquete sin fuentes, agregándole a este último el costo de cambiarse.

Bajo ninguna circunstancia una institución deberá comprar software cuyo costo de cambiarse sea desconocido o que no se encuentre considerado en la decisión de la compra final.

Artículo publicado en el periódico La Nación