Accidentes digitales

Agosto 16, 2009 - Publicaciones

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El mundo moderno nos lleva inexorablemente a estar siempre conectados. La conectividad es cada vez más persistente, la cantidad de llamadas, correos y mensajes (de texto y de voz) sigue creciendo.

La combinación de números telefónicos demasiado grandes y direcciones electrónicas nos está atrofiando la memoria, ahora todos dependemos de artefactos tecnológicos ( hardware y software ) para guardar la información de contactos.

No hay duda de que la productividad (laboral y social) del ser conectado es muy superior a la del individuo desconectado –hasta que sufrimos un accidente digital–. Desafortunadamente, los equipos ( hardware ) todavía tienden a tener partes que se mueven, sufren desgaste y eventualmente se rompen. Asimismo, los programas ( software ) todavía tienden a ser escritos por seres humanos, que se despistan, se desconcentran, se les olvidan detalles importantes, y eventualmente escriben errores (pulgas) en los programas, los cuales, por lo tanto, fallan.

Variedad de fallas. Los accidentes digitales van desde una falla en la infraestructura de comunicaciones y/o procesamiento que puede dejar a una gran cantidad de usuarios desconectados por un tiempo (cada vez menor), hasta fallas en el equipo y/o los programas personales, que pueden dejar al individuo desconectado y/o desorientado (traumatizado), pasando por fallas en sistemas institucionales que pueden dejar instituciones, con todos sus usuarios, esperando a que “suba” el sistema.

Los accidentes siempre han sucedido, y seguirán sucediendo, el impacto de estos es inversamente proporcional a las medidas previsoras que se tomen. La cantidad y la complejidad de las medidas previsoras que requiere una institución, son más fáciles de determinar, aunque no de implementar, que las requeridas por las personas individuales.

Un banco sabe que los sistemas deben estar disponibles siempre que haya clientes buscando interactuar con el banco, incluso pueden calcular el tiempo máximo que sus clientes están dispuestos a soportar la ausencia del sistema. Las compañías telefónicas y los hospitales tienen requerimientos aún más estrictos, ya que durante catástrofes sus servicios son todavía más necesarios y, por lo tanto, sus sistemas deben ser más resistentes a los accidentes. La resistencia a los accidentes se diseña con redundancia, eliminando puntos individuales de falla –si falla la comunicación, el sistema sigue funcionando con líneas alternas–. Si falla el procesador o se corrompen los datos, también hay siempre instancias alternas. Incluso si un centro de datos o de transmisión entero desaparece, hay centros alternos capaces de sobrellevar la carga por un tiempo prudencial.

Riesgo calculado. A las personas se les suele recomendar mantener un respaldo de sus datos, tanto los datos contenidos en el computador personal como los contenidos en el teléfono y los contenidos en servidores remotos. La frecuencia con que se respaldan los datos depende de cada persona, pero refleja el riesgo que se está dispuesto a asumir (el que respalda todos los días solo está dispuesto a arriesgar un día de trabajo). Suena sencillo, pero, desafortunadamente la realidad es más compleja.

Un usuario que respalda todos sus aparatos entre sí (lo llaman sincronizar) y respalda el computador personal a un disco externo una vez por semana, podría sentirse bastante seguro. El día en que el disco duro deja de funcionar, sencillamente consigue un disco nuevo y recupera los datos respaldados.

Imaginemos un programa para administrar correos, contactos y agendas, cuyo diseñador, en un acto de suprema tontera, decide almacenar todos los datos en un solo archivo. Con el transcurrir de los años, el archivo de correos, contactos y agendas adquiere proporciones gigantescas y empieza a dar problemas. Los problemas son solucionables vía archivo y eliminación de registros. Al solucionar problemas del archivo gigantesco, se puede estar provocando problemas en la recuperación del archivo (aparentemente bien) respaldado.

Es frustrante y traumático cuando falla la recuperación de datos respaldados. Independientemente del motivo, es recomendable mantener varios respaldos, en varios formatos de los datos más sensibles. El almacenamiento barato en gran escala y la conectividad de banda ancha cada vez más accesible, ofrecen diversas oportunidades para mantener el original y/o el respaldo de datos importantes en servidores remotos.

Artículo publicado en el periódico La Nación