Ambiente y tecnología

Abril 15, 2002 - Publicaciones

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Durante los últimos 20 años, todos los gobiernos han hecho lo propio por impulsar el desarrollo tecnológico y la protección del ambiente. El próximo gobierno, supongo, también hará por impulsar estos dos aspectos tan importantes. Hay que destacar, sin embargo, que a pesar de los avances en ambos campos, a cada gobierno sucesivo le ha tocado enfrentar dos problemas paralelos: una brecha digital cada vez más amplia y un deterioro ambiental cada vez más acentuado.

No podría decir cuál de estos dos temas es más importante o prioritario ya que ambos son necesarios, más no suficientes, para enrumbar al país en la vía del desarrollo y la prosperidad. Tradicionalmente, los gobiernos los han tratado por separado, en ministerios separados, con recursos y talentos separados. Esto a primera vista es razonable ya que son diferentes; es incluso probable que todos los demás países los traten por separado. Son cosas distintas, que merecen tratamiento particular, o tal vez no tanto.

Impacto del transporte. Las estrategias de todos los demás países, si bien son interesantes, también distraen. Todos los países, incluida Costa Rica, reconocen la relación entre el problema del transporte y su impacto en el ambiente. Transporte público más eficaz, tranvías eléctricos, motores de combustión interna que (casi) no queman hidrocarburos, restricciones a la circulación de vehículos en ciertos días y zonas, fuertes penas a quienes circulen en vehículos que ni se ven por el humo que dejan. Todas estas y muchas otras medidas y proyectos similares tratan de resolver el problema de cómo transportar gente y mercaderías sin envenenar el aire que respiramos. La humanidad como un todo va perdiendo en esta lucha. Cada vez perdemos más tiempo trasladándonos y cada vez el aire es menos respirable; por eso, se deben intentar cambios en el paradigma.

Entonces, tal vez resulte mejor enfrentar este problema de una manera diferente; de hecho, una estrategia no lo es si no es diferente. ¿Qué tal si el esfuerzo se centrara en evitar el transporte innecesario; si la gente viaja solo por placer, no por trabajo u obligación; si las mercaderías viajan solo una vez, del productor al consumidor, sin pasar por intermediarios? Sin hacer estimaciones detalladas, calculo que de esta manera reduciríamos el consumo de gasolina a una pequeña fracción (¿15 por ciento?) de lo que es hoy.

Evitar lo innecesario. La tecnología de información es la manera obvia de evitar el transporte innecesario. La tecnología necesaria para hacer de esto una realidad ya existe. En países desarrollados hay decenas de millones de personas que trabajan desde su casa o desde centros urbanos regionales, ahorrando así cientos de horas por persona por mes y toneladas de contaminación por persona por año. El teletrabajo se ha ido desarrollando lentamente en los últimos 10 ó 15 años, pero la tendencia y la dirección es clara. Una modalidad importante del teletrabajo es la educación a distancia que permite aumentar cobertura, la interactividad y la calidad de los profesores, todo al mismo tiempo.

En un lugar como Costa Rica, donde las distancias son cortas, la cantidad de gente es poca y las ganas de reclamar el tiempo personal son grandes, veo oportunidad para acelerar la implantación de semejantes tecnologías a muy corto plazo.

El comercio electrónico es el ideal complemento al teletrabajo; así, el empate entre compradores y vendedores se torna mucho más eficaz y la mercaderías no necesitan trasladarse tantas veces entre el productor y el consumidor.

La Red de Internet Avanzada es un primer paso en esta dirección, es la infraestructura sobre la que se podrían construir soluciones como estas. Si se plantearan proyectos ambiciosos, con el necesario apoyo político, se podrían hacer con mínima inversión ya que a los proveedores de las tecnologías les interesa muchísimo demostrar que sí es posible reducir la dependencia en el petróleo utilizando la tecnología, que es posible ser mucho más productivos, felices y sanos, todo al mismo tiempo.

Artículo publicado en el periódico La Nación