Parece que existe una grave incomprensión en cuanto a la arquitectura, en particular en la comunidad de la tecnología informática. Da la impresión de que mucha gente piensa que una implementación, un resultado final, es arquitectura.
Les doy un ejemplo: muchas personas piensan que el Coliseo romano es arquitectura, pero ¡no es arquitectura! Es el resultado de la arquitectura, es el resultado final.
Si un arquitecto no hubiera creado las representaciones descriptivas (la arquitectura) del Coliseo romano, este no se hubiera podido edificar. Ni siquiera hubieran podido hacer el pedido de las piedras que se necesitaban para construirlo.
La arquitectura es el conjunto de representaciones que se requieren para crear un objeto. Si uno no lo puede describir, no lo puede crear.
Si alguna vez se le ocurre cambiar el objeto que creó, la arquitectura constituye el lineamiento básico para hacerlo.
Cuando el objeto que está tratando de crear es tan sencillo que lo puede ver en su totalidad de un solo vistazo y recuerda cómo calzan todos sus componentes en el conjunto con un pulcro nivel de detalle, no necesita arquitectura. Usted puede “darle vuelo” y ver si funciona.
La pregunta es: ¿qué constituye un conjunto de representaciones descriptivas relevantes para describir un objeto de tal manera que usted pueda crearlo y cambiarlo en un tiempo mínimo, sin interrupciones y con un costo mínimo?
La respuesta estriba en varios cientos de años de experiencia empírica en el aprendizaje de cómo crear y cambiar productos industriales complejos.
¿Por qué iba alguien a pensar que las representaciones descriptivas para las empresas iban a ser diferentes a las de cualquier otra cosa que se haya hecho?
De hecho, en la comunidad de ingeniería y manufactura empresarial hemos estado reinventando las mismas representaciones descriptivas que ya han sido inventadas por disciplinas más antiguas solo que les estamos poniendo nuestros nombres propios.
Sin ingeniería empresarial
La empresa como tal es la implementación, la instancia, el resultado final de hacer arquitectura empresarial (asumiendo que se ha hecho esa arquitectura empresarial).
Haría la observación de que durante el periodo de la Era Industrial al presente, todos los aviones, todas las locomotoras, todos los edificios, todos los productos industriales han sido objetos de arquitectura; sin embargo, pocas (si es que las hay) han sido empresas.
Hasta ahora, las empresas sencillamente han ocurrido… de algún modo. No se ha hecho ingeniería empresarial. Se han manufacturado componentes empresariales… pero esos componentes no calzan unos con otros.
Predigo que durante el periodo de la Era de la Información, la siguiente o tal vez en 200 años, todas las empresas serán objeto de arquitectura.
Los mismos factores que empujaron la formalización de la arquitectura para productos industriales en la Era Industrial empujarán la formalización de la arquitectura para empresas en la Era de la Información: complejidad y cambio. Ya estamos empezando a ver la tendencia.
Mi observación es que arquitectura es arquitectura, no es algo arbitrario ni es negociable.
Uno puede manufacturar piezas del todo de manera reiterativa y creciente… sin embargo, tienen que ser objeto de ingeniería para que calcen juntas. La integración y la alineación a lo largo y ancho de la empresa no ocurren por accidente.
Si en algún momento queremos que la empresa sea objeto de ingeniería para que “tenga menos personal, sea más eficiente y grandiosa” , tenemos que empezar a trabajar en la materia prima.
¿Vamos a empezar a hacer trabajo de ingeniería empresarial… o simplemente vamos a continuar haciendo manufactura empresarial (construyendo implementaciones compuestas; es decir, construyendo y operando sistemas de legado)?
Haría la observación de que fue Einstein quien dijo algo parecido a: “seguir haciendo la misma cosa y esperando resultados diferentes es una definición de locura”.
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Artículo publicado en el periódico El Financiero
