Compartir conocimiento

Febrero 28, 2005 - Publicaciones

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En la entrevista que publicó La Nación, Juan Enríquez dijo que el conocimiento es el más valioso de los factores de la producción y también muy diferente ya que, cuando lo damos, lo seguimos teniendo y se vuelve más valioso. Contó cómo en pueblos remotos de China escogen a los niños más talentosos, los tratan como héroes y entre todos compran una computadora para que estos niños se sienten a aprender.

Muchos nos preguntamos cómo va un muchacho chino a aprender sentado frente a una computadora que no está programada para enseñarle, hay mucha información en Internet, pero, para aprender, se necesita orden y método.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publica el material de todos los cursos en Internet, ya llevan así más de 900 cursos, esperan llegar a 1.800 en dos años. Recientemente, el Liberty Times de Taiwán publicó que acaban de publicar en Internet el material de MIT traducido al chino (www.twocw.net). Inicialmente han publicado un poco más de 100 cursos, aunque ya han traducido más de 700. Este esfuerzo ha sido realizado por la fundación de Arte y Cultura de Chihuan, que coordinó a más de 700 voluntarios residentes en 14 países para producir una "herramienta educativa sin límites para el beneficio de todos los chinos alrededor del mundo".

Para comprender la magnitud del esfuerzo, recordemos lo que dice Enríquez cuando explica por qué China perdió la hegemonía mundial que mantuvo durante siglos: en el idioma chino es sumamente difícil de transmitir información de una generación a otra. Para escribir chino en una computadora de estas, deben asignarle 17 valores diferentes a cada tecla. Pero este proyecto no solo tenía que traducir texto. Este es un proyecto ejemplar de software y contenido abiertos ("open source open courseware"). Los materiales de los cursos son más que texto, incluyen el software necesario para manipular y (ojalá) asimilar el contenido.

Despreocupación. Este tipo de cosas no nos preocupan aquí. Parece que el conocimiento no nos hace falta: sabemos demasiado. Lo peor es que lo que sabemos no lo compartimos; todavía hay demasiada gente ganándose la vida con la ignorancia ajena, de manera que dedican más esfuerzo a evitar que otros aprendan que a aprender ellos (todavía creen que uno termina de estudiar cuándo es joven).

Las escuelas y colegios de Costa Rica tienen computadoras pero no están conectados, seguro porque no hace falta. Obviamente, la maestra y el profesor (o mejor aún, el Ministerio) tienen todo lo que necesian saber los muchachos: transmitir y comunicar información y conocimiento; por lo tanto, no es necesario: las computadoras conectadas son una alcahuetería para perder el tiempo (averiguando cosas que no hacen falta).

La necesidad de comunicar y compartir el conocimiento debe ser solo para los que de veras quieren salir del subdesarrollo, los chinos seguirán con este y otros esfuerzos a pasos agigantados, y, para los que ya salieron, John Hopkins y la Universidad de Utah también están proporcionando material.

Las más grandes bibliotecas del planeta ya no son de cemento y varilla; la mayor cantidad de libros y documentos ya no son de papel. En Costa Rica no pareciera ser importante brindar acceso a los estudiantes (que en realidad somos toda la población) a las grandes fuentes de información y conocimiento. Si fuera importante, no duraríamos cinco años instalando la Intenet Avanzada.

En Costa Rica seguimos viviendo de los logros de nuestros antepasados; como en el pasado nos fue relativamente bien, creemos que todo seguirá igual (tuanis). Tiene razón Enríquez cuando dice: "no es necesario cambiar, sobrevivir no es obligatorio".

Artículo publicado en el periódico La Nación