Computación en la nube

Agosto 1, 2008 - Publicaciones

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años, cada vez que alguien quiere representar Internet gráficamente, dibuja una nube. Hoy está de moda referirse a la computación en la nube (“cloud computing”), pero en realidad no es nada nuevo. La computación en la nube contrasta con la computación “cliente/servidor” en la que una parte de la inteligencia ( software y datos) está en el computador personal y otra parte está en un servidor (por lo general en el mismo edificio).

El modelo de computación en la nube representa muy gráficamente la manera en que se lleva a cabo el trabajo. En este modelo, el computador personal es muy, muy básico, incluso no necesita tener disco duro ya que toda la inteligencia está en la nube, es decir, está en algún lugar en Internet. Lo que sí es nuevo de este modelo, es que ya dejó de ser una buena idea y se ha convertido en una realidad.

Ventajas del modelo. Las bondades de utilizar este modelo de computación en aplicaciones cotidianas hasta hace poco tenía detractores que reclamaban aspectos como el ancho de banda necesario, los requerimientos de disponibilidad de las aplicaciones y, por supuesto, no podían faltar la confidencialidad de los datos.

El ancho de banda es el recurso de cómputo, por dólar, que está creciendo más rápidamente, incluso más rápido que el almacenamiento de datos, el cual está creciendo más rápido que el poder de procesamiento. Si tomamos en cuenta que el poder de procesamiento está creciendo exponencialmente desde hace más de 40 años, empezamos a ver cómo el almacenamiento barato unido al creciente ancho de banda hacen que la computación en la nube sea hoy una realidad.

En Costa Rica podemos adoptar el modelo de computación en la nube hoy, o dentro de 7 años. Si lo hacemos dentro de 7 años, vamos a desaprovechar otra enorme oportunidad. Si, por el contrario, adoptamos el modelo hoy, entonces podremos obtener grandes beneficios muy rápidamente.

Con el modelo de computación en la nube, la discusión de si el soft- ware debe ser libre o propietario carece de sentido, ya que en lugar de adquirir software se adquiere un servicio. Mientras los datos estén almacenados en formatos estándar, el cliente se puede cambiar de proveedor de la noche a la mañana.

En cuanto a la disponibilidad de las aplicaciones (que no se “caiga” el sistema) y la confidencialidad de los datos (que nadie más que el dueño pueda accederlos), hay empresas muy serias, que ofrecen soft- ware como un servicio, garantizando ambos aspectos. No existe la menor duda de que, al contratar el software como un servicio, su calidad mejora enormemente. Si bien en un principio podrían ser solo las aplicaciones de oficina las que se beneficiaran, lo importante es tener clara la dirección hacia la que debe moverse la tecnología del país y dejar de discutir por cosas irrelevantes.

Ahorro. Un corolario importante es que también hay grandes ahorros, tanto en licencias como en la administración del servicio y en los equipos necesarios. Como parámetro, considérese que la ciudad de Washington DC cambió el software de oficina de 38.000 usuarios por un servicio de computación en la nube. El cambio duró menos de 6 meses y produce ahorros multimillonarios.

Adicionalmente, el modelo de computación en la nube es más amigable con el medio ambiente, las computadoras de escritorio actualmente gastan como 30 vatios, cada una, con la computación en la nube no se necesitan máquinas que consuman más de 2 vatios. O sea, la computación en la nube, además, ofrece un importante ahorro global de energía.

Sin duda los enemigos del progreso pedirán tiempo para analizar, y luego propondrán planes pilotos, mientras piensan en otros motivos para atrasar.

Artículo publicado en el periódico El Financiero