Con gran agrado leí el pasado 18 de diciembre (en La Nación Digital) los planes del ICE y el Ministerio de Ciencia y Tecnología para dotar al país de la tecnología DSL que permitirá la conectividad digital a altas velocidades. La infraestructura alámbrica digital es, sin duda, necesaria para el desarrollo de la Nueva Economía, más no suficiente.
Internet de hoy en día será una reliquia muy pronto. Medio en serio y medio en broma, dicen que un año en Internet es como dos años de perro, es decir que el tiempo en Internet se mueve 14 veces más rápido. Otra manera de verlo es pensar que perder un año en el desarrollo digital equivale a perder 14 en el desarrollo industrial.
Yo estoy convencido que el secreto de la Nueva Economía es la conectividad. Obviamente, la conectividad que permiten los modems es muy limitada: por ejemplo, es más rápido llamar por teléfono para averiguar el saldo de la cuenta del banco que conectarse por modem para conseguir la misma información. La conectividad alámbrica digital será más valiosa para aquellos que pueden pasar todo el día sentados detrás de una computadora que esté permanentemente conectada (como lo llegarán a estar todas).
Tecnología 3 G
Pero la realidad es que la gran mayoría de la gente es gente, y por lo tanto tienen vida, lo cual implica que no pasan todo el día frente a una máquina de estas. Porque la verdad es que, aunque se tenga acceso a líneas digitales (como DSL, cable, o ISDN), sigue siendo mucho más rápido llamar por teléfono que arrancar la computadora. Si a eso agregamos la inconveniencia del teclado y el software que se "congela" varias veces al día, es fácil entender por qué el crecimiento del número de computadoras se está reduciendo, a pesar de la constante disminución de precios.
El ritmo de crecimiento del número de teléfono celulares, por otro lado, sigue creciendo a ritmo vertiginoso. Internet móvil y el comercio móvil ya no son ideas futurísticas, son realidades desde hace como un año (14 años para los no conectados). Claro está que el teléfono celular que conocemos no va a reemplazar a la computadora, pero el teléfono que conocemos en Costa Rica no tiene nada que ver con lo que ya está disponible, y menos aún con la tecnología 3G (tercera generación) que estará disponible el año entrante en los países conectados.
Con menos agrado, pero con mucho interés, leí el artículo titulado "Vuelan las chispas" ("Sparks Fly") que apareció en The Economist el pasado 11 de noviembre. En este artículo, el autor narra las vicisitudes del ICE en Costa Rica, analiza el por qué un país bastante civilizado insiste en el monopolio de las telecomunicaciones y arriesga así su futuro digital.
Yo siempre he estado en contra de los monopolios, pero no es cierto que el ICE, por ser monopolio sea incapaz de dotar al país de la infraestructura inalámbrica digital requerida. Para mí es bastante obvio que, si de lo que se trata es de imitar y no de innovar, el monopolio lo podría hacer mejor. El problema es que el ICE es estatal y, como tal, no se puede endeudar (la infraestructura inalámbrica digital no es barata), y todos hemos oído acerca del tamaño de la deuda del Estado costarricense.
El artículo de The Economist menciona que la deuda pública en Costa Rica es la mitad del PIB y que el 40% del Presupuesto Nacional se destina al servicio de la deuda. Las empresas de telecomunicaciones que están invirtiendo en 3G son empresas con un valor de mercado de varios cientos de miles de millones de dólares con flujos de caja positivos de cientos de millones de dólares. La pregunta que debemos contestar en el corto plazo es: ¿de dónde va a salir la plata?, o ¿nos vamos a conformar con atrasarnos 14 años cada año?
El mismo artículo también menciona que los ingresos por impuestos en Costa Rica son apenas un 12.5% del PIB, uno de los más bajos del mundo. Todos sabemos que esto no se debe a la falta de leyes e impuestos.
No se puede hacer chocolate sin cacao. No podemos aspirar a estar entre los países conectados si no invertimos en infraestructura digital (alámbrica e inalámbrica). Pero la infraestructura, si bien es necesaria, no es suficiente. Para generar riqueza en el mundo digital necesitamos la cultura adecuada (por ejemplo, inclinación por la competencia y la transparencia, y aversión a perder el tiempo).
Las iniciativas de Correo Electrónico Gratuito y el Gobierno Digital son sin duda pasos en la dirección correcta que todos debemos apoyar. Pero tenemos que encontrar el cacao que nos permita dar el salto que necesitamos para alcanzar a los demás y, más importante aún, que nos permita acelerar el desarrollo digital a velocidades similares a las de los que van adelante, de manera que no estemos cada vez más atrasados.
Artículo publicado en el periódico La Nación