Ahora resulta que aquello que se encuentra a distancia cero no está, necesariamente, aquí. Todas las revoluciones cobran víctimas. La principal víctima de la revolución de las telecomunicaciones ha sido, y está siendo, la distancia. Si lo pensamos por un momento, en buena hora. La distancia es lo que durante siglos ha impedido el desarrollo de mercados perfectos, ha sido la distancia la que nos ha llevado a quemar combustibles al punto de asfixiar al planeta, la distancia también ha sido responsable de la creación de enormes ciudades deshumanizantes (en el mejor de los casos).
En setiembre 1995, The Economist publicó un extenso reportaje acerca de la revolución de las telecomunicaciones titulado The Death of Distance (La muerte de la distancia). En dicho reportaje se presenta un detallado análisis de la manera y la forma en que la tecnología y la economía se están cambiando la una a la otra.
Cambios profundos. La señora Francess Cairncross, editora senior de The Economist y autora del reportaje en cuestión, publicó otro acerca del mismo tema en 1997 y el año pasado Harvard Business School Press publicó un libro con el mismo título. En el libro, la señora Cairncross presenta amplia evidencia de la profundidad de los cambios que hemos sufrido y los que vamos a sufrir.
Los cambios, alega la señora Cairncross, no son tanto debidos a la nueva tecnología como a la nueva estructura del mercado de las telecomunicaciones, en particular a la relación entre la regulación y la competencia. Esta nueva estructura del mercado, a lo largo y ancho del mundo, ha traído como consecuencia más y mejores servicios de telecomunicación a menores precios. "Los gobiernos pueden atrasar el progreso, pero no pueden detenerlo, si lo intentan únicamente fracasarán más espectacularmente luego", dice.
El impacto de la Internet en el desarrollo del comercio mundial, ya era bastante claro en 1995, de hecho la mayoría de las predicciones han sido sobrepasadas. La muerte de la distancia también incide sobre la vida particular de cada uno de nosotros, implica que cada día hay más gente que se libera de la opresión del transporte diario, cada vez hay más gente trabajando desde la casa y es mucho más productiva y feliz.
Aprovechar oportunidad. En un mundo sin distancia, ¿quienes se benefician más?, ¿serán siempre los países ricos, los dueños de la tecnología? o ¿habrá aquí una oportunidad para países pequeños que utilicen las nuevas estructuras de los mercados y las nuevas tecnologías de manera creativa en beneficio propio? En el continente americano quedan únicamente tres países sin abrir el mercado de las telecomunicaciones: Haití, Guyana y Costa Rica.
El próximo 15 de marzo, el Club de Investigación Tecnológica realizará un seminario dirigido a la alta gerencia, en el cual la señora Cairncross presentará el tema en detalle. Consideramos el tema de vital importancia para cualquier país, pero sobre todo para los que pretenden competir en el mercado mundial de la alta tecnología. Si no dejamos que la distancia descanse en paz, no tenemos ninguna posibilidad en el mediano o en el largo plazo.
Artículo publicado en el periódico La Nación