Información añeja

Marzo 15, 2009 - Publicaciones

Compartir

Hace más de veinte años que en las empresas privadas descubrimos la imposibilidad de mantenernos medianamente competitivos si no contamos con información al día, incluso contar todos los días con la información de lo que ocurrió el día anterior es, ahora, insuficiente. Cada vez es más necesario contar con información en “tiempo real”, o lo más cercano a ello posible.

Por suerte, la tecnología requerida para capturar información en tiempo real suele ser la misma requerida para automatizar las operaciones, y esta es cada vez más accesible (tanto en precio como en complejidad de implementación). La automatización de las operaciones (transacciones) genera enormes eficiencias ya que elimina los errores tanto en las transacciones en si, como en la captura de la información de las mismas, al mismo tiempo que hace posible crecer sin aumentar los costos proporcionalmente y mejora sustancialmente el servicio al cliente.

La disponibilidad de información fresca mejora la probabilidad de que las decisiones que se tomen sean mejores, pero no garantiza que se eliminen las malas decisiones. La información reciente también favorece la toma de medidas correctivas menos drásticas ya que puede evitar la acumulación de factores negativos, sencillamente por detección temprana.

Información mensual. La información agregada de economías enteras, sin embargo, se ha recopilado, hasta la fecha, de otra manera. Muchos de los datos macroeconómicos más importantes, aún hoy se calculan trimestralmente. La información más fresca suele ser mensual, pero calculada, en el mejor de los casos, una quincena después del fin de mes. Aún a mediados de marzo oímos cifras de lo que pasó y no pasó en las economías del mundo el año pasado.

La sabiduría convencional ha girado en torno a la dificultad de obtener esta información de una manera más inmediata y el escaso beneficio de contar con ella unos pocos días o semanas antes. Bien podría ser que dicha sabiduría convencional esté equivocada en ambos puntos.

La proliferación de sistemas de información en empresas e instituciones, junto con el desarrollo de modernas tecnologías de integración de datos, hace hoy mucho más fácil que en antaño la obtención de información agregada fresca, mientras que el aumento en la velocidad con la que se están desencadenando los eventos económicos alrededor del mundo hace más valiosa la información reciente, ojalá en tiempo real. Cuando se toman medidas correctivas con información vieja, estas deben ser más drásticas que si se pudieran tomar medidas todos los días o todas las semanas. La misma duración en tomar las medidas correctivas hace los problemas más graves.

Al igual que la información transaccional en empresas hace 20 años, la disponibilidad de información en el momento y el lugar en que los eventos suceden, no conlleva automáticamente el entendimiento de qué hacer con la misma. Así como los gerentes tuvieron que aprender a administrar procesos en tiempo casi real, así también deben economistas y políticos aprender a tomar decisiones macroeconómicas todos los días. Esto es más fácil decirlo que hacerlo.

Reacción rápida. Hoy en día tenemos la posibilidad tecnológica de mantener a los responsables de la conducción económica de los países al día con la información que requieren como insumo, pero no han sentido la necesidad de implementar semejantes sistemas. La gran mayoría de los países cuentan con elaborados sistemas de decisión colegiada que exacerban todavía más el desfase entre el tiempo requerido para que la economía se deteriore y el tiempo requerido para tomar medidas correctivas.

Para mí es bastante claro que cuanto más rápido cambia el mundo, más rápido debemos reaccionar; también me parece obvio que la velocidad de cambio no se va a reducir en el futuro previsible: por el contrario, la velocidad de cambio va a seguir aumentando, nos guste o no. He aquí una clara oportunidad de liderazgo para economías pequeñas y tecnificadas.

Artículo publicado en el periódico La Nación