En La empresa del futuro , Frances Cairncross analiza y detalla el impacto de la información y la Internet en las políticas, estructuras corporativas y las prácticas gerenciales, dibujando así una muy diferente “empresa del futuro”. En comparación con los cambios gerenciales que trajo la electricidad, la Internet es mucho más impactante, ya que los cambios van mucho más allá de la eficiencia y la productividad: cambian las estructuras organizacionales y la manera de administrar.
En El futuro de la gerencia , Gary Hamel resalta la necesidad de innovar en la manera de administrar ( management innovation ). Los dogmas gerenciales de principios del siglo pasado, basados en eficiencia y control, son un lastre para las empresas de este siglo que deben lidiar con los retos de la globalización impulsada por la tecnología. La innovación de productos solo ocasiona ventajas temporales. La innovación de procesos, e incluso de modelos de negocio, tampoco produce ventajas duraderas. La erosión en las barreras de entrada que ha producido la tecnología permite a competidores ágiles (por lo general, pequeños y jóvenes) copiar muy rápido.
Estimular la creatividad. Resulta obvio que todos los seres humanos somos capaces de innovar y ser creativos. Los procesos gerenciales del siglo pasado desmotivan la creatividad. Hoy en día, millones de personas alrededor del mundo son creativas regularmente. El problema es que no lo son en la oficina, practican su creatividad en otras partes. Ejemplos de creatividad abundan en la Internet. En YouTube, los usuarios suben 13 horas de video por minuto. Facebook y Twiiter son un hervidero de nuevas ideas (buenas y malas).
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Disminuir Aumentar
El reto gerencial del siglo 21 es cómo motivar y nutrir la creatividad de los empleados sin perder el control y la eficiencia. Para eso es necesario innovar en los procesos gerenciales (como, por ejemplo, presupuesto de inversiones, reclutamiento, compensación y rendimiento de cuentas). El cambio innovador constante, acompañado de alta productividad, se logra con empleados comprometidos y apasionados, y no con solo remuneración abundante.
Pekka Himanen, en su tributo a los hackers , afirma: “La fuente de productividad en la economía de información es la creatividad, y no es posible ser creativo en una constante carrera contra el tiempo o en una forma regulada de nueve a cinco”.
Aprender nuevas tareas. Es claro que las empresas exitosas del futuro deben desarrollar la capacidad de adaptarse constantemente de una manera no traumática. Estas empresas deben lograr eliminar el cuello de botella, que suele encontrarse en la parte de arriba de la botella, sin perder la capacidad de dirección y liderazgo. Los gerentes de este siglo deben aprender a aprovechar la tecnología para hacer las empresas más eficientes y productivas, y, al mismo tiempo, más humanas. Debemos aprender a potenciar la tecnología para hacer el trabajo más productivo, pero también más divertido.
Es denigrante para el ser humano realizar tareas que pueden ser automatizadas. Como cada vez serán más las tareas exitosamente automatizadas, los seres humanos debemos dedicar una porción importante de nuestro tiempo y esfuerzo a aprender nuevas tareas, cada vez más basadas en nuestras facultades emotivas y creativas.
Así será posible aumentar la productividad de manera exponencial, creando no solo riqueza y bienestar, sino también satisfacción y felicidad.