Unos de los mejores y más rentables proyectos en los que puede invertir un país son los del Gobierno Digital (GD). El GD(busca digitalizar los papeles para así evitarle al usuario de los servicios Estatales (los ciudadanos) tener que efectuar los trámites en persona. Con el GD los ciudadanos ahorran tiempo ya que los trámites son mucho más expeditos y dinero porque no requiere desplazarse a las oficinas gubernamentales. El país entero ahorra combustible y tiempo de los ciudadanos (es bastante más productivo estar trabajando – en cualquier cosa- que estar haciendo fila en una dependencia estatal).
Los típicos proyectos de GD son declaración y pago de impuestos, solicitud y entrega de permisos, solicitud y renovación de licencias, registro de bienes, compras en línea, subastas en líneas, etc. En realidad son muy pocos los servicios estatales que requieren de presencia física del recibidor del servicio, casi por definición, los servicios estatales son intensivos en información. Ofrecer estos servicio por medios digitales es enormemente rentable.
Si el gobierno es capaz de mejorar sustancialmente la calidad de los servicios y al mismo tiempo reducir drásticamente el costo de brindarlos, pensaríamos que son los proyectos más rentables del mundo. Pero eso no es todo. La experiencia muestra que los ciudadanos son agradecidos y recuerdan cuál fue el político que les hizo la vida más fácil. Los proyectos de GD además tienen kilometraje político. Pero eso tampoco es todo.
Probablemente el beneficio más grande que ofrecen los proyectos de GD es la transparencia. Cuando no hay papeles ni filas ni contacto personal entre los usuarios y los funcionarios públicos, las prácticas reñidas con la moral y la ley son muy, pero muy difíciles. En el tercer mundo hay evidencia de que los aumentos en recaudación y ahorros en costos originados por la transparencia sobrepasan por mucho a los otros beneficios. Esas son las buenas noticias. Las malas noticias es que por este mismo motivo los proyectos de GD enfrentan dura resistencia, por lo general resistencia solapada, pero férrea. En su expresión más sencilla, la resistencia se traduce en atrasos. Atrasar proyectos en el sector público no es difícil, de hecho los encargados de controlar o supervisar las contrataciones estatales siempre han creído que es mejor un atraso que un acto indebido, sin percatarse que ahora los atrasos son los actos indebidos.
Hay muchas experiencias en países desarrollados, en las que una vez que inician los primeros proyectos de GD, las empresas privadas realizan el enorme beneficio que significan para ellos estos proyectos (reducen sus costos de interacción con el Estado, y todos tenemos que interactuar con le Estado) y son ellos, a través de las cámaras empresariales quienes presionan por más y mejores proyectos de GD. En los casos más exitosos es el sector privado quien invierte para implementar los proyectos y luego opera los sistemas cobrando una pequeña suma por transacción.
Artículo publicado en la revista Blue Tech