Nada la detiene

julio 29, 2001 - Publicaciones

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La muerte de la distancia ciertamente ha hecho al planeta cada vez más pequeño. Hace 6 años, me parecía genial leer La Nación viendo al océano Pacífico hacia el este. Ahora veo Canal 7 desde Sidney en la misma pantalla en que leo La Nación, donde me enteré que Artinsoft, fundada en Ujarrás de Paraíso de Cartago hace 8 años, es hoy una empresa líder en el mundo y que cuenta entre sus accionistas a Intel y Microsoft (como quien dice, "casi nadie").

Una persona murió en una protesta contra la globalización en Génova, Italia. Yo creía que las protestas contra la apertura del mercado de las telecomunicaciones en Costa Rica eran el colmo de la sinrazón, lo cual demuestra que no importa cuán atravesado sea uno, siempre habrá alguien peor. Consuelo de tontos.

Protestar contra la globalización, me parece, es como protestar contra la locomotora o contra Internet. No tiene caso, no la detiene nadie. Desafortunadamente, si bien es muy buena para unos, será devastadora para otros. La globalización hace mofa del nacionalismo en el consumidor. El consumidor global tiene cada vez más opciones, la competencia viene de todos los rincones de la Tierra. Productores y comerciantes son sorprendidos cada vez más frecuentemente "viendo pa’l ciprés".

Nada de "pobrecito". Los empresarios, sobre todo los que tienen muchos años de tener un negocio muy lucrativo, tienden a reaccionar mal a las sorpresas negativas. Con frecuencia se apresuran a cortar costos y hacen despidos masivos, con mayor frecuencia venden las empresas familiares a conglomerados multinacionales, que traen nuevas maneras de trabajar, tienden a ser mucho más eficientes e impersonales, con muy poco tiempo para el "pobrecito" y con ningún entendimiento por la condición de seres humanos. Los empleados son recursos. El cliente es el rey. Objetivos y estrategias son dictados centralmente, todos empujan en la misma dirección. El que se distrae… que no estorbe.

La globalización trae (por lo menos a la fecha) un aumento considerable en la volatilidad (financiera, laboral, económica). La volatilidad es la definición de la incertidumbre, que genera angustia. A los seres humanos no nos gusta la angustia. Si la mitad del esfuerzo invertido en protestar contra el futuro lo invirtieran en lidiar con él, se evitarían desgracias como la ocurrida en Génova y, más importante, se aceleraría la transición hacia un mundo altamente volátil y poco angustiante.

Administrar el riesgo. La volatilidad en los mercados financieros se llama riesgo de mercado. Durante los últimos 40 años se han desarrollado técnicas matemáticas y estadísticas muy sofisticadas para administrar el riesgo. Los principios estadísticos son sencillos y totalmente congruentes. Lo fundamental en la administración del riesgo no es eliminarlo, sino reconocerlo. Lo que nos mata son las sorpresas, no las pérdidas.

El esfuerzo para preparar la mentalidad del país para lidiar con la volatilidad del mundo manteniendo la angustia bajo control es sin duda importante. Para luego es tarde. La probabilidad de permanecer toda la vida laboral en el mismo empleo es cada vez menor. La probabilidad de educarse una sola vez tiende a cero. La probabilidad de encontrar (o tener) un negocio que pueda sobrevivir muchos años sin cambios es cero. En guerra avisada no deberían morir soldados.

En lo estadístico es fácil demostrar que la diversificación minimiza el riesgo. La sabiduría popular nos dice que no debemos poner todos los huevos en la misma canasta. Es cuestión de aplicar estos principios a la vida laboral, a la empresarial y hasta a la emocional.

Artículo publicado en el periódico La Nación