Oficial en Jefe de Información

junio 14, 2009 - Publicaciones

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El término CIO ( Chief Information Officer ) fue acuñado en Estados Unidos en 1981; sin embargo, no fue sino hasta que leí el Programa de Gobierno 2006-2010 del que lo vi traducido como Oficial en Jefe de Información.

Mi primera reacción fue pensar que no era una buena traducción, pero reflexionando respecto al valor de un título, tuve que rectificar esa primera percepción.

Todas las organizaciones, grandes y pequeñas, tienen y siempre han tenido, alguien a cargo de los sistemas y la tecnología. En nuestro medio, sin embargo, durante años el título de la persona a cargo de los sistemas, y la tecnología, no ha hecho ninguna mención de la información.

Los títulos difieren de una organización a la siguiente, pero tienen en común hacer referencia a la tecnología o a los sistemas; es decir, a las herramientas, en lugar de la razón de ser de dichas herramientas.

En Estados Unidos, incluso pasaron una ley en 1996 obligando a todas las agencias estatales a nombrar un CIO. El título CIO obliga no solo a centrar la atención en la información; es decir, en el objetivo de la gestión del CIO, sino, también, obliga a que este ejecutivo reporte al más alto nivel. Se hizo obvio, hace muchos años en países desarrollados, que la poca importancia que se le daba a la gestión de la información era, por lo menos en parte, culpable de los problemas recurrentes que se vivían en la obtención cotidiana de la información requerida para operar y dirigir las organizaciones modernas.

En un excelente informe que preparó D. C. Misra para el Departamento de Asuntos Sociales y Económicos de las Naciones Unidas, en 2007, hace referencia a dos versiones del CIO, la primera era más centrado en la tecnología, en los aspectos técnicos de procurar y operar la tecnología, mientras que el CIO 2.0 es mucho más centrado en el negocio.

Misra se refiere sobre todo al CIO del Gobierno, analiza los Gobiernos que han designado uno para todo el Gobierno, las estructuras de soporte que le han brindado, el perfil que dichos CIO tienen (o deberían tener) y los contrasta con los CIO del sector privado.

Identifica Misra que las condiciones socioeconómicas influyen sobre el estatus del Gobierno Digital en general y del CIO en particular.

Pero sostiene la hipótesis de que la relación es también reversible; es decir, que el estatus del CIO influye sobre el estatus del Gobierno Digital y este sobre las condiciones socioeconómicas del país.

El informe de Misra es ciertamente interesante y digno de una discusión muy seria. En Costa Rica hemos analizado algunas de las experiencias referidas por Misra (EE. UU., Singapur, Canadá, Australia), y hemos discutido acerca de las bondades de formar un Consejo de CIO (como tienen los países desarrollados que utilizan la tecnología de manera provechosa).

Desafortunadamente, sin embargo, a la fecha no conozco a ningún ejecutivo en Costa Rica que ostente el título de Oficial en Jefe de Información, ni en el Gobierno ni en el sector privado.

Los ejecutivos con títulos como “Gerente de Sistemas” o “Director de Tecnología” abundan, pero los que reportan directamente al máximo jerarca de la institución, son sumamente pocos, aunque hay más en el sector privado que en el Gobierno (en el Gobierno solo sé del ICE y los dos bancos).

Siempre ha sido necesario administrar la tecnología de manera que las cuantiosas inversiones sean rentables, tanto en el sector privado como en el Gobierno. Considero que en tiempos de recesión es totalmente imperativo poder aprovechar la información y los procesos, que solo pueden proveer la tecnología y los sistemas, como una poderosa arma para eliminar el desperdicio e impulsar la economía.

La escasez de oficiales en jefe de información (porque no se concentran en la información y/o no reportan al más alto nivel), me parece un serio obstáculo, pero bastante fácil de subsanar.

Artículo publicado en el periódico La Nación