Real o virtual

Octubre 3, 1997 - Publicaciones

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Muchos consideran que el ciberespacio es un mundo virtual. En Internet hay mercados virtuales, hay universidades con campus virtuales, hay conversaciones virtuales, hay consejeros virtuales, hay negocios virtuales, y, sobre todo, hay viajeros virtuales. El problema del ciberespacio es que no tiene espacio o, por lo menos, no tiene espacio como al que estamos acostumbrados (con tres dimensiones). Si fuera posible ser más infinito que el espacio, el ciberespacio lo sería, la belleza (o el horror) es que no hay distancia, y al derrotar la distancia muchas veces derrotamos también al tiempo.

El diccionario de la Real Academia define real como: "que tiene existencia verdadera y efectiva", y virtual como: "que tiene existencia aparente y no real". Ahora bien, un mercado virtual, donde el tiempo y la distancia no confabulan en contra de la transparencia del mercado, no sólo tiene existencia verdadera, sino que también es más efectivo que un mercado tradicional. Lo mismo podríamos decir del campus virtual donde el tiempo y la distancia no confabulan contra la oportunidad de los estudiantes, y es posible educar a miles de estudiantes al mismo tiempo y con el mismo profesor.

Pareciera evidente que el mundo virtual que ha creado (y continúa creando cada vez más rápido) la Internet, es tanto o más real, que el mundo real. De hecho podríamos considerar que la nueva realidad está compuesta por la suma de la realidad tradicional y el nuevo mundo virtual. La llamada "realidad virtual" es simplemente una representación visual (vía software) de algo que no existe.

La exagerada velocidad de crecimiento del mundo virtual tiene su origen en el deseo de crecimiento y desarrollo económico (también conocido como afán de lucro). En Internet es el dominio comercial el que está creciendo más aceleradamente y el que está financiando el desarrollo de toda clase de herramientas y lenguajes, los cuales a su vez, hacen posible el crecimiento del mundo virtual cada vez más acelerado.

Las oportunidades que ofrece el mundo virtual no tienen nada de virtuales, son muchas y muy reales. Un mercado virtual, donde los participantes son tan numerosos que nadie puede influenciar el precio, donde no existen barreras ni de entrada ni de salida, y donde todos los participantes tienen acceso a toda la información, es un mercado perfecto: en él se maximiza la producción y se minimizan los precios. Esto no solo es una posibilidad sino que hoy en día es una realidad, los mercados basados en redes electrónicas alcanzan un grado de perfección que durante años los camaradas creyeron que era imposible.

La virtualidad del mundo está basada en la conectividad, al conectarnos no sólo los unos con los otros sino que además los objetos entre sí se ha creado una nueva economía donde aplican nuevas reglas. Las fuerzas del mercado han cambiado. Ningún economista hace 30 imaginó un mercado donde cada unidad extra producida no solo cuesta menos sino que también vale más.

Un ejemplo es el éxito y la longevidad del fax. El fax es a todas luces una tecnología obsoleta, sin embargo, la enorme base instalada hace difícil su erradicación. La primera máquina de fax producida no valía un cinco (no tenía a donde enviar un fax), la segunda máquina valía mucho más (ya había a donde enviar y de donde recibir un fax) y además le agregó valor a la primera. La tercera valía todavía más y le agregó valor a las dos anteriores, y así sucesivamente.

El enorme desarrollo de las telecomunicaciones ha derrotado a la distancia y virtualizado el mundo, hoy en día es más importante la capacidad de comunicar información que la capacidad de almacenar y procesar información. La era del computador ya pasó, en la era de la información lo más importante es la red, la posibilidad de que todos se comuniquen con todos, y que todos dispongan de toda la información. En la era de la información, la fuerza de las comunicaciones crea nuevas comunidades, nuevos productos, y nuevas maneras de intercambiar bienes y servicios.

La globalización de la economía no sería posible sin las redes electrónicas. La velocidad y el vigor con que la globalización está afectando a casi todos los actores de la economía se debe no sólo a la nueva Tecnología de Información (computación y comunicación) sino sobre todo a la apertura de los mercados y la relación entre la competencia y la regulación de los mercados de telecomunicaciones. La tendencia resultante es clara: más y mejores servicios de comunicación, a menores precios.

En Costa Rica estamos a punto de perder (si no es que ya lo perdimos) el liderazgo centroamericano en telecomunicaciones. El motivo todos lo saben, pero pocos lo mencionan. El monopolio amistoso hoy encuentra asidero, ya no en el dogma estatal, sino en las encuestas, ya no hay argumentos, solo encuestas.

Artículo publicado en el periódico La Nación