, La Nación publicó un artículo mío titulado “Los dinosaurios en Costa Rica”. En aquella ocasión me refería a los grandes computadores (main frames) de tecnologías obsoletas como dinosaurios y cómo, a pesar de la marcada disminución en ventas de dichos dinosaurios en el mundo, en Costa Rica más bien aumentaban. También ofrecí, en esa ocasión, estimaciones del tamaño de las erogaciones relacionadas con los dinosaurios.
Diez años después encontramos que en Costa Rica los dinosaurios están protegidos, están saludables y cada vez más grandes y más caros. Solo el Banco Central y el Tecnológico de Costa Rica han logrado deshacerse de ellos. Estimamos que hoy las instituciones “gastan” cerca de $70 millones al año en estas tecnologías y que en los últimos 10 años la diferencia entre los que se gastó y lo que se pudo haber gastado (el desperdicio) es de más de $200 millones.
Gobierno digital. Sin embargo, la plata y el bienestar que los dinosaurios se han comido (y siguen comiendo) no es lo peor. Los dinosaurios son uno de los principales obstáculos para el gobierno digital. La idea del gobierno digital es que los ciudadanos y las empresas podamos hacer los trámites y transacciones que hacemos a diario, con las empresas e instituciones estatales, por medios electrónicos, es decir sin ir a hacer fila. El gobierno digital debería ser un proyecto de alta prioridad, debería ser de interés de todos. No conozco a nadie que esté contento con la manera actual de interactuar con el Estado y sus instituciones. Cualquier estimación del monto de los beneficios del gobierno electrónico se queda corta, tiene que ser uno de los proyectos más rentables del mundo
Los dinosaurios son menos flexibles que un lagarto enyesado. Si bien es técnicamente posible enseñar a un dinosaurio a atender al público por Internet y por teléfono, el resultado es un entuerto más complejo, y, por lo tanto, más difícil de mantener que el dinosaurio original. El mantenimiento de los dinosaurios ya no es simplemente cuestión de plata. Ahora ya es cuestión de complejidad y escasez de personal técnico capacitado en las tecnologías obsoletas (es, obviamente, muy difícil conseguir que personal joven se capacite en dichas tecnologías).
Para acabarlos. Matar un dinosaurio no es fácil, especialmente si se hace con las manos (como hicieron el BCCR y el ITCR). Pero el problema no es la tecnología necesaria para matar los dinosaurios: la tecnología y el personal técnico existe y está disponible. Claro que, cuanto más se tarde en tomar la decisión de matar al dinosaurio, más difícil se torna la tarea ya que el dinosaurio se vuelve más grande y complejo.
Si al costo de mantener y proteger los dinosaurios le sumamos el costo de mantener y perpetuar un gobierno analógico, debería ser clara como el agua la urgencia de librarnos de ese lastre que impide nuestro progreso.
Artículo publicado en el periódico La Nación