¿Seres o recursos?

septiembre 26, 2001 - Publicaciones

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Los humanos hacen la diferencia:sin ellos no hay empresas, ni países, ni iglesia, ni lenguaje, ni tristeza, ni vacilón, ni siquiera futbol. El conocimiento es el factor de la producción más importante de esta era; el concepto del conocimiento sin los humanos (para que conozcan), es difícil de entender, tanto que mejor decimos que no hay conocimiento sin humanos.

La pregunta que me ha molestado últimamente es si para ser eficientes y desarrollados tenemos que tratar a la gente como recursos y no como seres. Los seres humanos somos mucho más que un registro en una base de datos, mucho más que un perfil y un historial de comportamiento. Los recursos humanos no solo generan estadísticas con su comportamiento, sino que su comportamiento es dirigido por estadísticas. La medición del rendimiento ha pasado de ser un subproducto de quehacer diario a un insumo, a menudo el más importante.

Tengo serias dudas de si los recursos humanos son de verdad humanos. Por ejemplo, en las grandes empresas de consultoría (decenas de miles de consultores) los recursos humanos son fundamentales, como el inventario del comerciante, lo más parecido que he conocido a los androides.

Resultados valiosos. Las organizaciones lo único que hacen es ejecutar procesos, y para eso se requiere gente que los ejecute. La gente, a su vez, requiere conocimiento para ejecutar los procesos con resultados valiosos. Los seres humanos crean conocimiento, son innovadores y creativos. Los recursos humanos aplican (repetitivamente) el conocimiento, son ambiciosos y enfocados.

La productividad es tan agradable como la creatividad; a todos nos gusta ser creativos y productivos. La creatividad es un tema que no se toca con frecuencia en las organizaciones, debe ser muy difícil de medir y la mayoría de las organizaciones no reconocen su importancia. La productividad sí es tema en todo lado. La eficiencia y la productividad son las excusas más utilizadas para convertir a la gente en androides.

No le apostaría al futuro de los androides, sino a que la tecnología nos va a hacer más gentes. La tecnología nos permite hoy trabajar en casa e ir de compras en la oficina. Utilizar las últimas tecnologías para el control de asistencia, es un contrasentido: el lugar y la hora del trabajo no tienen nada que ver con el precio del pescado. Lo que importa son los resultados del trabajo. La tecnología nos permite no solo liberar a los seres humanos del yugo geográfico y horario, sino también medir su rendimiento de manera no disruptiva.

De corte militar. El otro contrasentido que me mortifica son las estructuras jerárquicas. Hace más de 50 años abolimos el ejército; sin embargo, en todo lado seguimos con estructuras jerárquicas (y, tal vez más importante, salariales) de corte militar neto. Hace 29 años, cuándo ingresé en el Servicio Civil, me quedé espantado de la manera en que clasifican a la gente y los obligan a cambiar de trabajo si quieren prosperar. Por algo en el Gobierno dicen: "El que sabe, sabe. El que no sabe es jefe". Hoy las estructuras son iguales o peores, no solo en el gobierno, sino en todas partes. He encontrado muy pocos lugares donde un técnico pueda ganar más que el jefe. En los pocos lugares donde me han dicho que sí es posible, no está sucediendo.

La "sabiduría" gerencial dice que los recursos humanos deben sufrir una dosis saludable de estrés. Si todos saben que anualmente la organización reemplaza al 10 por ciento de los empleados menos eficientes, la teoría dice que todos se ponen las pilas. La realidad dice que todos los años quedan cesantes una cantidad de seres humanos estresados, que se pusieron las pilas y, sin embargo, los quitaron. Los reemplazos pueden o no ser más eficientes que los que quitaron. Para complicar más las cosas, la competencia entre compañeros suele ser desigual. Cuando las mediciones del desempeño se limitan a los resultados (output), los que no tienen vida (familiar) tienen ventaja, ya que dedican 14 ó 16 horas diarias al trabajo. Después de unos años, la organización está poblada por gente sin vida extracurricular, sin estabilidad emocional y, por lo tanto, sin futuro predecible. Una organización poblada de seres sin futuro no puede tener futuro.

Artículo publicado en el periódico La Nación