Tecnología latina

Diciembre 19, 2009 - Publicaciones

Compartir

El pasado 5 de diciembre se realizó la tercera reunión Traweln (quiere decir punto de encuentro en el dialecto mapuche) en la bellísima propiedad de Wenceslao Casares, en las afueras de Santiago de Chile. En esa ocasión se congregaron doscientas cincuenta personas, de las mejores y más dinámicas de la tecnología latina. Con la excepción del que escribe, lo participantes eran jóvenes, talentosos, hiperactivos y sin miedo a nada.

Con el trasfondo de un asado al estilo argentino, se reunieron a compartir, conversar y hacer contactos, los emprendedores, empresarios e inversionistas de tecnología en Latinoamérica. La gran mayoría argentinos, chilenos y brasileños. Los más exitosos residentes de Silicon Valley en California. La edad promedio no debe haber llegado a los 30 años, el nivel de excitación e hiperactividad propio de este talentoso grupo, solo pudo ser domado por el vino y los cien kilos de carne que asaron ese día.

La reunión contó con una conferencia de Chris Anderson, editor en jefe de Wired Magazine , dictada al aire libre bajo un bellísimo sol primaveral. Anderson alabó la promesa que ofrece Latinoamérica como fuente de desarrollo tecnológico, como hace unos años los emprendedores latinos aspiraban a ser la x de Latinoamérica (donde x > una exitosa empresa tecnológica de Estados Unidos o Europa), pero hoy la mayoría aspira a escala global.

La Internet ciertamente ha cambiado el mundo, ha derribado las barreras de entrada a mercados no solo de software , entretenimiento y comunicaciones, sino, también, está empezando a derribar las barreras de entrada en mercados manufactureros. El ejemplo de www.diydrones.com merece ser analizado con detenimiento.

Esperanza. Los jóvenes con quienes compartí ese día, además de hacerme sentir el peso de los años, me dieron una agradable sensación de esperanza. Todos hablaban de millones de visitas a sus sitios y de millones de dólares en la última o próxima ronda de financiamiento. Para todos, el alcance es global, para muchos el factor idioma es central a su modelo de negocios, ninguno se quejó de la falta de conectividad como impedimento al desarrollo de su negocio.

La falta de experiencia la noté bastante generalizada, los más experimentados (tal vez promediando 35 años de edad) habían fundado (y fundido) varias empresas. Todos con los que conversé tienen una estrategia de salida, las empresas se fundan para venderlas, no para heredarlas.

Los modelos de negocios más generalizados se basan en publicidad, basada a su vez en inteligencia artificial (para determinar astutas maneras de anunciar sin molestar –sin invadir el espacio cognoscitivo del usuario–). Solo hablé con un joven emprendedor que vende licencias de software (él es doctor en ingeniería bio-médica de Stanford, el software analiza resonancia magnética del corazón). Casi todos desarrollan o han desarrollado un software u otro, pero todos tienden a ofrecer servicios en línea, ya sea basados en publicidad o suscripción, en lugar de licencias de software .

La buena noticia es que los emprendedores latinos de tecnología auguran un futuro optimista de crecimiento económico sustentado casi exclusivamente en conocimiento. En este escenario el talento, la educación y la perseverancia son ampliamente recompensados sin discriminaciones geográficas o culturales.

El éxito en estos mercados, a diferencia de otros tradicionales, no tiene límites ni físicos y financieros. Ser pocos en un país pequeño no es una desventaja.

La mala noticia es nuestra ausencia en este grupo de emprendedores digitales. Costa Rica tiene talento de sobra, pero carecemos de la cultura emprendedora, no tenemos un mercado de valores que ofrezca estrategias de salida, y carecemos de la cultura de transparencia requerida para poder compartir patrimonio de empresas nuevas (y viejas). Pero, tal vez, lo que más falta nos hace es el apetito por el riesgo. Nos encanta la estabilidad, no solo económica y sísmica, sino, también, laboral.

Podría ser que nuestro éxito en atracción de inversión extranjera directa esté exacerbando nuestra aversión al riesgo ya que tenemos cada vez más puestos de trabajo bien remunerados para los recién graduados.

Artículo publicado en el periódico La Nación