Cada vez es mayor la influencia del software en el funcionamiento (o no) del mundo. Las elucubraciones que hacíamos en 1979 en la Universidad de Essex, acerca de cuándo llegaríamos a vivir en un mundo impulsado por software (en lugar de uno impulsado por petróleo), han dejado de ser fantasía. Hoy son, en realidad, pocas las actividades del ser humano que no se apoyan de una manera u otra en software; todos dependemos de él.
Ahora bien, a diferencia de otros activos valiosos, el software nos se gasta, no tiene materiales que se deterioren; siempre funciona igual: siempre bien o siempre mal. No es cierto que un software perfectamente bueno de repente falle; el que falla ha estado malo siempre. La durabilidad (“física”, por decirlo de alguna manera) del software no se discute; sin embargo, su obsolescencia es evidente. O sea, que si bien el software no se gasta, sí se vuelve obsoleto.
Tecnologías obsoletas. De hecho el mundo está “lleno” de software obsoleto, escrito con tecnologías obsoletas, que está bueno o falla muy poco, pero que es sumamente difícil de modificar y adaptar al mundo que tercamente sigue cambiando. A este tipo de software antiguo a menudo se le llama software legado –Aplicaciones Legacy– pues generalmente se les achaca a generaciones de funcionarios anteriores.
Esto, por supuesto, no es nuevo. El soft-ware siempre ha sufrido de obsolescencia (de hecho a un ritmo mayor que los activos que se gastan y contaminan). Incluso hay quienes creen que ha sido esta obsolescencia casi inherente en el software lo que ha llevado a esta industria a la posición de relevancia mundial que ocupa hoy ya que las empresas cada cierto tiempo se han visto en la necesidad de cambiar o reemplazar sus sistemas. El costo de cambiar o reemplazar sistemas no es solo financiero. Los sistemas de una empresa típicamente tienen decenas de años de esfuerzo y contienen una gran cantidad de capital intelectual. Este capital intelectual, a pesar de su enorme valor, no aparece en los libros contables.
Avances prometedores. Ante este panorama, y debido a los avances en la transformación automática de software que prometen una vacuna contra su obsolescencia, el Club de Investigación Tecnológica contrató al señor Declan Good, investigador irlandés residente en Inglaterra para un estudio titulado “Transformación de Aplicaciones Legacy”. En el transcurso de la investigación caímos en la cuenta de que, si bien hay varias docenas de empresas de nivel mundial que ofrecen tecnologías relacionadas con la transformación de software, ni ellas ni los usuarios de las tecnologías conocen y entienden los alcances e implicaciones (financieras y estratégicas) de la nueva industria de Transformación de Software.
Debido a lo anterior, el Club de Investigación Tecnológica, con el patrocinio de empresas multinacionales del calibre de Intel, IBM, Microsoft y Unisys, y las empresas nacionales ArtinSoft y El Financiero han organizado el seminario sobre Transformación de Software que se llevará a cabo este 7 de febrero en las instalaciones del INCAE. Contaremos con la participación del señor Good y de representantes de empresas proveedoras de tecnologías de transformación de software de Canadá, Estados Unidos, Europa y Costa Rica, así como de los ejecutivos responsables de decisiones tecnológicas de las mejores empresas de Costa Rica y Centroamérica.
Artículo publicado en el periódico La Nación