En el Club de Investigación Tecnológica nos reunimos todos los meses. En octubre del 2009 tuvimos la primera presentación de computación en la nube, a cargo de Theodore Hope. Desde entonces hemos tenido por lo menos media docena de presentaciones alrededor del tema. El mes pasado, German Fernando Retana presentó su visión del valor económico de la nube, junto con los resultados de la encuesta que hicimos, tratando de entender el grado de avance de la adopción de la nube en Costa Rica.
Datos indicativos
Estamos claros en que los resultados de la encuesta no sirven para hacer inferencia estadística, ya que la muestra es pequeña (174 respuestas) y, además, está sesgada por la diferencia que hay entre los usuarios que contestan y los que no lo hacen. Sin embargo, creemos que los datos son indicativos de lo que está sucediendo. Tal vez, el sesgo sea a favor de la adopción (podría ser que los rezagados les dé pena decirlo y, por eso, no contestan), y ciertamente, si hacemos otra vez la encuesta dentro de un año, tendremos un buen indicador de cómo se está moviendo el mercado.
Los resultados no son muy alentadores, ya que, si bien un 68% respondió que sí utilizan la nube, solo un 74% de ellos señaló que utiliza correo electrónico en la nube, y un 35% dijo que utiliza comercio electrónico. Esto implica que casi un 50% de los usuarios todavía mantienen sistemas de correo en sus oficinas, y más del 75% carecen de comercio electrónico, o lo operan internamente, lo cual obliga a preguntarse cómo justifica alguien, hoy en día, mantener sistemas de correo, o comercio electrónico, internamente (servidores, licencias, personal de soporte, etc.).
Ahorros significativos
Retana explicó, con lujo de detalles, cómo el valor económico mayor e inmediato de la utilización de la nube viene de la posibilidad de pagar solo por la cantidad de recursos informáticos que se utilizan, en lugar de mantener siempre “suficientes recursos para la época, hora o día pico”. Los ahorros son muy significativos. Sin embargo, si no consideramos a los usuarios que respondieron que solo utilizan software como servicio (SaaS) –la gran mayoría son correo electrónico y aplicaciones de oficina–, entonces solo el 38% de las empresas utilizan la nube, y, de las que no la utilizan, solo el 37% planea utilizarla este año. Los resultados completos están disponibles aquí.
Entre los retos para utilizar la nube –según respondieron tanto los que la utilizan como los que no– sobresalen la falta de capacitación y seguridad de la información. Estos dos temas son una oportunidad de capacitación a técnicos y ejecutivos. También son una acusación contra nosotros en el Club, y otras entidades, que no hemos podido articular bien las características de esta tecnología, que, hace ya rato, no tiene nada de innovadora.
Retos. En particular, llama la atención el alto porcentaje de usuarios que respondieron que la seguridad de la información es uno de los mayores retos. Esto, por cuanto la seguridad de la información tiende a ser mejor en la nube que en las oficinas de los usuarios. Que cerca del 40% de los encuestados considere la seguridad de la información uno de los mayores retos a la utilización de la nube es verdaderamente desalentador. Lo que tenemos son cantidades de usuarios peleando contra el futuro.
Es necesario encontrar la respuesta a cómo aumentar nuestra velocidad de adopción de tecnologías obvias. Aunque, para ser justos, esta falta de velocidad solo parecemos sufrirla a nivel corporativo o institucional, porque, a nivel personal, la adopción de las nuevas tecnologías parece ser tan rápida como en cualquier otro lugar del mundo.
El costo de no adoptar tecnología (o adoptarla tarde) es enorme, pues incluye todos los beneficios dejados de percibir y suele conllevar una fuerte pérdida de competitividad. El costo de adoptar tecnología demasiado temprano es más fácil de calcular, y solo existe cuando la nueva tecnología no resulta lo esperado. Pero en casos como la adopción de la nube, donde, además, la inversión desaparece y los ahorros son casi inmediatos, la lentitud observada es bien difícil de entender.
Artículo publicado en el periódico La Nación