Apagar la Internet

Febrero 24, 2011 - Publicaciones

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En los países de Oriente Medio en que ha habido manifestaciones contra el Gobierno, han logrado apagar la Internet. Algunos apagones han sido más largos o eficaces que otros, pero en todos los casos han logrado apagar el medio de comunicación colectiva más eficiente.

Es obvio que Facebook y Twitter no hacen revoluciones; las revoluciones las hace la gente, pero para hacer revoluciones la comunicación es esencial. Internet provee una herramienta de comunicación de todos a todos, a diferencia de los medios tradicionales que proveen mecanismos de comunicación de uno a muchos o de pocos a muchos.

Todos los países en estos días se han estado haciendo la pregunta, ¿cuán fácil será apagar la Internet es este país? En Costa Rica la respuesta técnica es bastante sencilla; la respuesta política, esperamos sea un poco más compleja. Pero, en general, en la mayoría de los países, las leyes y la Constitución otorgan poderes excepcionales a los gobernantes en épocas de emergencia, y esos poderes suelen incluir la potestad de instruir a los operadores de sistemas de telecomunicaciones que desconecten las redes.

Esto se ha llamado el kill switch (el interruptor para matar la Internet). La primera pregunta es si existe semejante interruptor y la segunda es si alguien tiene la potestad de accionarlo.

El diseño original de la Internet implicaba que dicho interruptor no debía existir, pero las fronteras geográficas han atentado contra ese diseño original.

En un país con pocos nodos principales, con pocos puntos de contacto con el resto del mundo, el interruptor para matar la Internet se torna bastante sencillo.

La encuesta contratada por Minaet y publicada por La Nación esta semana, nos señala que las empresas en Costa Rica no solo están mal conectadas, sino que ni siquiera están conscientes de estar mal conectadas. Que el 31% de las empresas utilicen módems para conectarse por teléfono, es más que una señal de atraso tecnológico, es evidencia de la necesidad de la red nacional de banda (muy) ancha.

Cuando las empresas se conectan a Internet por teléfono a velocidades paupérrimas, la conexión, dura lo menos posible, la exploración del mundo de la información y el conocimiento, por lo tanto, no se da, y lo que aparenta ser una falta de conciencia de los beneficios que la tecnología ofrece a las empresas, es, en realidad, una falta de oportunidades que ofrece el estar siempre conectados a alta velocidad.

La conexión asimétrica la inventaron hace más de 12 años (en Internet eso es mucho tiempo) cuando pensaban que nos teníamos que conectar con líneas de cobre y que, de por sí, los usuarios solo ocupamos bajar información, los proveedores de información son los que ocupaban subir. Así se inventó el ADSL, el cual fue, sin duda, una enorme mejora en comparación con las conexiones por teléfono (con módem).

Hoy, cuando los usuarios suben más de 24 horas de video por minuto, cuando las empresas quieren tener toda su información en la nube, las conexiones asimétricas ya no sirven. Hoy necesitamos conexiones simétricas, que nos garanticen un mínimo de velocidad tanto de subida como de bajada; ese mínimo es mucho mayor que el máximo que tenemos ahora.

Muy bien lo dijo doña Laura Chinchilla en su presentación en TEDxPuraVida, “que no me vengan con cobre (‘) queremos fibra óptica”. La visión de doña Laura de una Costa Rica conectada por una red neutral, de banda muy ancha, de líneas simétricas, basadas en fibra, producirá, sin duda, el aumento en crecimiento económico que ella mencionó.

En Costa Rica debemos asegurarnos de que el interruptor para apagar la Internet no exista ni técnica ni políticamente. Si existen pocos puntos físicos que nos garantizan la conectividad con el mundo, eso se debe proteger bajo el manto de seguridad nacional. La conectividad dentro del país debe promoverse a través de protocolos abiertos, con fibra en todos los rincones del país. En el tanto en que la economía crezca dependiendo de la conectividad, se tornará políticamente inviable apagar la infraestructura de la cual depende la economía nacional.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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