Durante años creímos que la computación era tecnología amigable con el ambiente, ya que al utilizarla no produce humo, ni contamina el agua. De hecho si uno utiliza la tecnología para evitar desplazarse (por ejemplo, teletrabajo) podemos considerar que es más que amigable, es favorable.
Sin embargo, hace unos meses un conocido, muy sabio, me escribió comentado el daño al ambiente que se hace con los recibos digitales, a lo cual respondí que no, los recibos digitales no hacen daño, por ser digitales. Sobra decir lo equivocado que estaba, todo el mundo imprime los recibos. Yo pensaba que yo no los imprimía, pero se los envío a mi secretaria quien los imprime para dárselos al contador. Efectivamente los recibos digitales no solo consumen papel sino grandes cantidades de tinta de colores (para felicidad de los proveedores de tinta).
De hecho la tecnología digital, en todo su auge no solo no ha disminuido el consumo de papel, sino que lo ha aumentado. La facilidad para producir uno y mil borradores ha reducido el cuidado que ponemos al producir documentos, hay impresoras por todos lados, cada vez más baratas. La amenaza al ambiente no termina en el papel y la tinta, es bastante peor.
Hoy anuncia Apple un nuevo modelo de iPhone mucho más barato y poderoso, esperan vender 10 millones de esos aparatos de aquí a fin de año. De un solo plumazo, los 5 millones de iPhones en el mercado están tan obsoletos que nadie los quiere. Las baterías de los teléfonos y las computadoras portátiles son sumamente nocivas para el ambiente.
En los 40 años de producir computadoras, se han producido 1.300 millones de computadoras. Se estima que en los próximos 5 años se producirán otros 1.300 millones. El consumo de electricidad de tantas computadoras no es trivial. En Costa Rica tenemos actualmente como un millón de computadoras. Si somos exitosos en el afán de digitalizar el país, en cinco años deberíamos a tener 2.5 millones, todas conectadas (una computadora desconectada es un terrible desperdicio). No me consta que el consumo de electricidad de tanta computadora nueva haya sido tomado en cuenta en los planes de expansión de nuestra capacidad eléctrica.
Estamos a tiempo. Es importante que pensemos en todas estas cosas mientras estamos a tiempo para hacer algo al respecto. El consumo de papel debe controlarse, los bancos y empresas que emiten recibos electrónicos, cuando menos deben ofrecer una versión amigable (pequeños en blanco y negro) pero lo ideal es la integración de sistemas que permita la contabilización automática.
Las empresas e instituciones deben controlar cuidadosamente el consumo de papel e incentivar la reducción del mismo. El costo que ocasiona una hoja de papel es muchas veces mayor que el costo de comprar la hoja.
El desecho de los aparatos viejos se debe hacer de manera controlada, debemos ser conscientes del peligro para el ambiente que implica el descuido al botar dichos aparatos. Se deberían establecer programas de reciclaje. Los proveedores de dispositivos portátiles podrían ponerle un valor de rescate a los dispositivos viejos, que pueda incentivar a entregar el viejo cuando adquiere el nuevo.
La eficiencia en el consumo de electricidad debe ser un criterio de selección de nuevas computadoras, junto con el tamaño (cuanto más pequeñas, menos material de desecho) y el precio. Deben considerarse cuidadosamente computadoras de bajo consumo eléctrico, las cuales, a diferencia de los bombillos, suelen costar menos que las que más consumen. Hay unas que ni siquiera tienen abanico, debido a que generan muy poco calor, pero, por su capacidad, obligan a estar siempre conectadas. Estar siempre conectados no es nada desagradable.
Artículo publicado en el periódico La Nación