Congestión vial innecesaria

Noviembre 24, 2010 - Publicaciones

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Por Roberto Sasso

La congestión vial en Costa Rica tiene un costo muy considerable, el cual pagamos todos, innecesariamente. ¿Cuánto cuesta una presa? Si asumimos que una presa tiene 80 automóviles, 10 taxis y 10 autobuses, con unas 400 personas perdiendo el tiempo, y quemando combustible, durante media hora, cada una de estas presas costaría más de $1000. En este país de Dios tenemos, fácilmente, 20 presas de esas todos los días, lo cual nos da un costo de cerca de $5 millones al año. Pero ese no está ni cerca del costo total.

La gran mayoría de las congestiones viales se deben a accidentes de tránsito que no incluyen daños personales, solo materiales, pero resulta (me dicen) que la ley obliga a hacer la presa, porque presuntamente los ticos somos tan idiotas (o tan corruptos) que no podemos solucionar el problema sin partes policiales, reportes de la compañía de seguros y trámites judiciales (estos costos pueden fácilmente duplicar el costo de una congestión). En la mayoría de los países medianamente civilizados, la ley obliga a mover lo vehículos inmediatamente para permitir el flujo vehicular, y quien obstruya el tráfico se gana una fuerte multa, como debe ser.

Pintura amarilla. Pero no todas las presas son ocasionadas por pequeños accidentes. En la ciudad hay una gran cantidad de congestión vehicular ocasionada por el desperdicio de pintura amarilla. Desperdiciamos pintura amarilla, porque en casi todas las calles en las que el caño está pintado de amarillo encontramos carros, buses y taxis detenidos. Buenos ejemplos son las avenidas 10 y 1 en San José (pero en todas las calles es lo mismo) , cualquier día a cualquier hora encontramos vehículos detenidos, algunos con el chofer adentro otros solo con las luces intermitentes prendidas (las cuales, aparentemente, anulan el significado de la pintura amarilla).

Un vehículo detenido en una calle en la ciudad produce el efecto de quitarle un carril a esa calle, al restarle un carril, por supuesto, se ocasiona la congestión. Tal vez estas presas no sean tan obvias como las ocasionadas por accidentes, ya que el flujo no se detiene del todo, solo se reduce a una fracción de la velocidad posible, obligando así a todos a transitar en primera marcha, con lo cual maximizamos el consumo de combustible y la polución ambiental. La pérdida del tiempo de todos los que transitan demasiado despacio, no se contabiliza en ningún lado, probablemente debido a que el tiempo no se considera un bien escaso, hay más tiempo que vida.

Una tercera fuente, evidente, de congestión vial, es el irrespeto de la restricción vehicular y de la revisión técnica de vehículos. Esto se debe a los métodos tan primitivos que se usan para hacer cumplir estas reglas. Controlar la revisión técnica, la restricción vehicular, el pago del marchamo y hasta la circulación de vehículos robados utilizando oficiales de tránsito, no solo es primitivo, es además denigrante. Es denigrante pedirle a un ser humano que realice labores que puede hacer una máquina (la cual además, no se cansa, ni se distrae).

Los oficiales de tránsito deberían estar dedicados a labores mucho más importantes, sabiendo que el control de: accidentes menores, parqueo ilegal, restricción vehicular, revisión técnica, marchamos al día y autos robados se está realizando de una manera 100% efectiva.

Usar la teconología. La tecnología de cámaras de video digital, con software que analiza la imágenes para el control antes mencionado, es tecnología probada y actualmente utilizada en muchos lugares del mundo. El video sin software, solo sirve como evidencia, por ejemplo para dilucidar responsabilidad en casos de accidentes (solo es necesario conocer el lugar y la hora exacta del incidente). El video, con software de análisis de imágenes, permite multar a un 100% de quienes circulen cuando no deben, con vehículos que no debieran circular, o se detengan dónde no deben.

Si todo eso se lograra, se reduciría drásticamente la congestión vial de este país (y el costo asociado).

La inversión en tecnología se podría evitar contratando el servicio, en lugar de comprar la tecnología.

Evidencia de otros países sugiere que el costo del servicio se pagaría de sobra con las multas generadas automáticamente, lo cual deja como beneficio adicional los ahorros en tiempo de los ciudadanos, consumo de combustible, contaminación ambiental, y sobre todo, permitiendo que los oficiales de tránsito se dediquen a labores realmente valiosas, que solo ellos pueden realizar.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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