La miniaturización de los dispositivos electrónicos digitales ha hecho posible concentrar grandes capacidades de cómputo, comunicaciones y almacenamiento en muy poco espacio. Sensores con capacidades de comunicación inalámbrica pueden transmitir sus mediciones hacia redes distribuidas alrededor de geografías de interés. Tales mediciones son procesables local o remotamente, para activar actuadores que reaccionen a aquellos estímulos externos que sobrepasen alguna ‘regla de disparo’.
Tales mediciones de campo pueden alimentar bases de datos sobre las cuales es viable el análisis de datos para investigar tendencias, explorar agrupamientos o correlaciones, y actuar. Las oportunidades de un ‘mundo instrumentado’ son vastas. Según IBM, “los datos están siendo captados como nunca antes. Ellos revelan desde los patrones grandes y sistémicos (mercados globales, flujos de trabajo, infraestructuras nacionales, sistemas naturales) hasta la ubicación, temperatura, seguridad y condición de cualquier artículo en una cadena global de abastecimiento”.
La Internet móvil e inalámbrica habilita la comunicación de los dispositivos y su interconexión (vía redes celulares, WiMAX o Wi-Fi). La capacidad de cómputo (‘inteligencia’) puede incorporarse en sistemas y procesos alrededor del mundo, mediante dispositivos empotrados conectados con sensores y actuadores, así como nubes de cómputo y almacenamiento que habilitan análisis masivo de datos.
La ‘Internet de las cosas’ posibilita incontables innovaciones para conservar recursos naturales y conservar el ambiente, investigar la biodiversidad, alertar sobre epidemias, resolver problemas de tráfico, prevenir fatiga en puentes, carreteras y edificios, ahorrar energía y distribuirla mejor, comprender la dinámica de los sistemas físicos y biológicos, diseñar ambientes urbanos más habitables y sostenibles.
