Dependencia tecnológica

Julio 26, 2007 - Publicaciones

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Cada día dependemos más de la tecnología. Entre más intensivo el uso de la tecnología, mayor productividad logramos, pero también es mayor la dependencia.

Un profesional independiente a quien le roban la computadora portátil debe preguntarse si el motivo del robo es la máquina o el contenido.

El grado de la dependencia se hace obvio cuando ocurre un incidente, sea este fortuito o premeditado, en el que perdemos la capacidad de utilizar las herramientas tecnológicas de cada día.

Los jóvenes dicen que estar conectado es como estar despierto; tienen razón, estar desconectado es como no estar.

El esfuerzo para lograr reconectarnos luego de un incidente debe ser inversamente proporcional al grado de dependencia que tengamos de la tecnología.

Una organización es tanto o más vulnerable que un individuo (uno puede tomar vacaciones mientras se vuelve a la normalidad) y, si no se han tomado las previsiones del caso, el costo de regresar a la normalidad es mucho mayor.

A principios de la década de los 90, luego de dos terremotos, los afiliados del Club de Investigación Tecnológica escogieron “Planificación de recuperación de desastres” como el tema de investigación.

Sin embargo, como no volvieron los terremotos, el interés por el tema pronto decayó. El informe de dicha investigación destacó que la gran mayoría de los incidentes no son causados por la naturaleza, son causados por el ser humano, ya sea por malicia o por error.

Es mucho mejor dar las gracias a Dios por las precauciones que se toman (como el respaldo de los datos en un lugar seguro), que depender de los oficios de la Virgen de los Ángeles para que no haya ningún incidente.

La dependencia que desarrollamos los individuos y las organizaciones con tecnologías particulares y propietarias, es tema de otra columna.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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