Para construir sitios en la web hay que escribir código, o por lo menos utilizar un programa que genere código. La cantidad de sitios web ha crecido exponencialmente, sin ninguna señal de reducir el ritmo de proliferación. Desafortunadamente, la calidad de los sitios web demasiadas veces deja mucho que desear.
¿La calidad de un sitio web depende del diseño gráfico o de la funcionalidad? O ¿será, más bien, dependiente de la manera en que el diseño gráfico y la funcionalidad interactúan con el usuario? Obviamente, los usuarios acceden un sitio web para realizar alguna función (aunque sea para ver qué hay ahí) pero hay muchos motivos por lo cuales el usuario puede no lograr su objetivo (incluyendo estar en el sitio equivocado). Todo este tipo de consideraciones ha llevado a algunos a utilizar el término “usabilidad” el cual ciertamente no es castizo, y se refiere más o menos a la facilidad de uso (aunque en realidad es algo más).
Para ser exitoso, un sitio web debe presentar su información y su funcionalidad de manera clara y agradable, y además debe poder interactuar con el usuario de manera que no le sea cognitivamente onerosa, es decir que no sea difícil aprender a usarlo y que una vez aprendido no le sea tedioso. Esto es, sin duda, una tarea difícil, máxime que tanto la tecnología, como los usuarios, están cambiando constantemente.
En los 20 años que tiene la web de existir, se deben haber inventado más de 20 lenguajes diferentes para programar sitios, hemos pasado de las computadoras de escritorio, a las portátiles, a las tabletas (de varias marcas y tamaños) y a los teléfonos inteligentes. El que diga que sabe cómo vamos a acceder la web dentro de cinco años, debe ser muy sabio o muy bateador. Sin embargo, todos los sitios queremos que sean accesibles desde todos los dispositivos y que duren muchos años. Pero además queremos que los sitios sean fáciles de aprender a usar, y fáciles de usar una vez que hemos aprendido (las dos son, obviamente, muy diferentes). También queremos que los sitios sean útiles, que los usuarios puedan realizar sus búsquedas de información y sus transacciones de manera expedita, segura y confiable.
Escribir programas de computadora es una de las tareas que mejor utiliza el lado izquierdo del cerebro, requiere de rigurosidad y precisión (si un programa falla, es porque está mal escrito y por ningún otro motivo, el software no se gasta ni se deteriora). El diseño gráfico y el diseño de la interacción requiere utilizar el otro lado del cerebro.
La capacitación cruzada en áreas tan distintas como diseño y programación ha demostrado ser muy difícil. A una programadora le es muy difícil aprender las artes del diseñador y a la diseñadora se le pone muy cuesta arriba aprender a programar con rigurosidad. Pareciera que el orden en que uno aprende las cosas afecta la totalidad de lo que uno puede aprender.
La solución bien podría radicar en modelos de educación en los que se imparten las dos disciplinas al mismo tiempo, jóvenes que activamente desarrollan y ejercitan ambos lados del cerebro, simultáneamente. Esto parece ser lo que persiguen las Universidades Cenfotec y Veritas al unir esfuerzos para ofrecer, primero a nivel de técnico, y esperamos pronto a nivel profesional, la carrera de Diseño e Interacción Web. La conjunción de una de las escuelas de programación más rigurosas con una de las mejores escuelas de diseño en un programa educativo conjunto promete llevarnos a un nuevo nivel de producción de objetos digitales de clase mundial.
Artículo publicado en el periódico La Nación