Estado de Internet en Costa Rica

Mayo 9, 2014 - Noticias, Publicaciones

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Todos los días, la plataforma tecnológica de Akamai procesa cerca de 2 millones de millones de solicitudes de contenido web. Analizando este gran volumen de transacciones, publica trimestralmente el informe titulado “Estado de Internet”, en el que, entre otras cosas, se analiza la penetración de Internet en los diferentes países (a partir del número de direcciones IP diferentes, detectadas por la plataforma, en cada país), así como la velocidad promedio de acceso y el promedio de velocidad pico.

El informe en cuestión define como banda ancha ( broadband ) las velocidades superiores a 4 megabits por segundo (Mbps) y como banda ancha alta ( high broadband ), las superiores a 10 Mbps.

En el cuadro adjunto se resumen los resultados globales y de Costa Rica, respecto al primer y al cuarto trimestre del año pasado.

Estos datos nos muestran, de manera inobjetable, que, entre marzo y diciembre del año pasado, el estado de la Internet en Costa Rica se deterioró en relación con el resto del planeta. No hay ninguna razón para suponer que esta tendencia no sea de largo plazo.

Dudo mucho que estos resultados sean sorprendentes. Solo son una evidencia más de que la apertura de las telecomunicaciones no ha impactado el servicio de Internet como se esperaba.

Existe amplia evidencia de que la demanda de servicio de Internet es muy elástica al precio (por Mbps), y también se ha demostrado una gran correlación positiva entre la adopción de banda ancha y el crecimiento del PIB. En Costa Rica, sin embargo, no parecemos estar haciendo nada para mejorar la situación. Por ejemplo, entre diciembre del 2012 y diciembre del 2013, la penetración de Internet en Brasil creció un 47%. Esto se debe, en gran medida, a su Plan Nacional de Banda Ancha y a los incentivos fiscales ofrecidos para promover la penetración de Internet. En Costa Rica, en cambio, el Plan Nacional de Banda Ancha fijó metas muy tímidas y no causó ningún impacto. Además, hace dos años, le pusieron un impuesto de ventas al servicio de Internet.

Es bastante obvio que la apertura de las telecomunicaciones no ha contribuido a aumentar la penetración y/o la velocidad de Internet, probablemente porque Internet no se parece en nada a las telecomunicaciones tradicionales. Las redes de telecomunicación tradicionales tienen dueño y centro de control, la innovación solo puede venir del dueño o con su anuencia. En Internet no hay que pedir permiso para innovar. La separación, conceptual y operativa, entre el operador de la red y el proveedor de servicios es posible gracias a los protocolos abiertos y la ausencia de autoridad central. En Internet es posible, y deseable, un nivel de competencia mucho mayor, el cual produce menores precios (por Mbps) y hace crecer el mercado rápidamente.

Es necesario generalizar en el país el entendimiento de la necesidad de contar con Internet rápida, barata, simétrica y en todas partes. Necesitamos, todos, entender que Internet es mucho más que un sistema de comunicación, es una plataforma de colaboración en innovación.

Una Internet lenta, cara y asimétrica es un atentado contra nuestra productividad y, por lo tanto, contra nuestra competitividad y crecimiento. Es posible que la falta de entendimiento de la importancia de Internet haya contribuido a la lentitud de Fonatel para producir resultados.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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