Expedientes

noviembre 12, 2012 - Noticias, Publicaciones

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Si pudiéramos contar la cantidad de expedientes, tanto digitales como de papel, relacionados con cada uno de nosotros, sin duda nos sorprenderíamos.

Tenemos expedientes legales, bancarios, tributarios, de salud, educativos, etc., y por lo general de cada tipo de expediente, tenemos varios. Cada banco tiene varios expedientes de cada cliente (para cada producto, cuenta u operación). Cada centro médico tiene expedientes de cada paciente, si un paciente visita varios centros, o incluso varios médico en un mismo centro, terminamos con varios expedientes. Las compañías de seguros tienen expedientes para cada cliente, cada seguro y cada reclamo. Las telefónicas tiene expedientes para cada servicio de cada cliente. La lista es interminable.

Tal vez, uno no debiera pensar en estas cosas, pero la verdad es que las empresas e instituciones tienen una enorme cantidad de información de cada uno de nosotros.

En junio, Malte Spitz, miembro del comité ejecutivo del Partido Verde en Alemania, mostró en el escenario de TED, los 35.000 datos que logró que su compañía telefónica le devolviera (después de dos años de pleitos judiciales), y con un software moderadamente sencillo mostró una animación, en un mapa, de lo que él hizo durante seis meses, todos sus movimientos registrados con fecha, hora y lugar. El Sr. Spitz no está muy convencido de que debamos tener semejante información en manos de empresas y/o instituciones.

La información médica es mucho más importante y valiosa. En este país deben de haber muchos millones de expedientes médicos; sin duda, hay pacientes que tienen docenas de expedientes (diferentes expedientes para cada médico y centro de atención a los que jamás hayamos consultado). A diferencia de la información de nuestras llamadas telefónicas y accesos a Internet, la información médica, todavía está, en su mayoría, en papel. La CCSS está desarrollando, desde hace años, el proyecto EDUS, esto es, el Expediente Digital Único en Salud.

Es absolutamente correcto, que cada paciente debería tener un solo expediente, pero no es realista, ni práctico, pensar que existirá, algún día, un solo sistema de expedientes digitales en la CCSS, y mucho menos a nivel nacional. Ya existen muchos sistemas de información médica, tanto en la CCSS como en el INS y en los centros de salud privados.

Es obvia la necesidad de digitalizar los expedientes, ya que los de papel tienen una utilidad severamente limitada por la geografía, y en ocasiones hasta por la caligrafía del autor.

Expedientes digitales de salud, enormemente útiles no solo en casos de emergencia, sino rutinariamente, le permiten al paciente la movilidad que exigen los tiempos modernos junto con la posibilidad de consultar con diversos especialistas y centros de salud sin incurrir en gastos extras de exámenes e imágenes médicas.

La información médica, agregada y despersonalizada, es tan valiosa para las compañías farmacéuticas que bien pagaría todo el proceso de digitalización e integración que requerimos.

La autonomía de los centros de salud junto con la natural resistencia al cambio de los seres humanos, condenan cualquier intento de imponer un único sistema de información médica, al fracaso. La única alternativa es la integración de todos los sistemas. Adhiriéndose a los estándares internacionales de almacenamiento e intercambio de información médica, es relativamente sencillo lograr una integración de diversos sistemas desarrollados con diferentes tecnologías en diferentes lugares. Un primer, y obvio, resultado de la integración de las bases de datos médicas es la resolución de las múltiples repeticiones de expedientes. Todos los repetidos salen a relucir el primer día, datos como el total de medicinas recetadas por paciente aparecen de inmediato. Enseguida los médicos podrían consultar el historial de incapacidades de los pacientes antes de decidir una nueva incapacidad. Todos los resultados de exámenes de laboratorio y de imágenes médicas estarían disponibles para que cualquier médico, autorizado, los pueda consultar desde cualquier centro de atención. La lista de beneficios es realmente larga.

El paciente es, obviamente, el dueño de los datos. Pronto la cédula de identidad tendrá un chip con la firma digital del ciudadano (con huella digital en lugar de PIN): ahí mismo se podrá almacenar, sino toda, por lo memos la información más importante. Con la firma digital del paciente, los doctores podrán leer la información almacenada en una bóveda digital, debidamente cifrada.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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