Locomotoras digitales

Mayo 2, 2015 - Noticias, Publicaciones

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Para mi gusto, la locomotora es uno de los diseños más elegantes surgidos a partir de una nueva tecnología (la máquina de vapor). En lugar de copiar o mejorar los medios de transporte existentes, fue un cambio radical positivo y creó un nuevo paradigma de transporte terrestre para el bien de la humanidad.

A pesar de su importancia para el desarrollo, a la locomotora le tomó muchas décadas universalizarse. Hoy, apenas a cuatro o cinco décadas de haberse inventado la máquina de bits (microprocesador), hemos visto al mundo cambiar radicalmente gracias a varias generaciones de locomotoras digitales (desde la PC corriendo el sistema DOS hasta los teléfonos inteligentes). Cada vez más el ciclo de vida es menor y el impacto, mayor.

Acerca de la locomotora de hierro, no está muy bien documentado cuántos caballos de hierro se diseñaron (¿quizás implementaron?) sin éxito. Los caballos de hierro digitales, sin embargo, abundan; algunos han sido muy exitosos, pero la mayoría solo han conseguido retener en el tiempo a sus usuarios y patrocinadores.

El caballo de hierro digital más obvio y exitoso ha sido el cajero automático. La tecnología para reemplazarlo por retiros de efectivo en punto de venta existe hace más 20 años, pero este caballo, en ciertas latitudes, se resiste a morir.

Los ATM son un caballo de hierro caro (comparado con la alternativa), pero eficiente porque ejecuta muy bien sus funciones.

Compras públicas

El sistema digital de compras públicas que permite (porque así lo dice el Reglamento) invitar solo a 3 o 5 proveedores, dependiendo del monto de la contratación, es un caballo de hierro muy peligroso.

Es obvio que esta disposición del Reglamento de la Ley de Contratación Administrativa existe únicamente por el costo de procesar cotizaciones en papel. Eliminar dichas cotizaciones impresas y limitar el concurso es una receta para evitar que el sistema produzca ahorros que se logran con mayor competencia. Para el funcionario que tramita el concurso, recibir una o cien ofertas digitales es exactamente igual.

La Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) promete cambiar casi todos los sectores de la economía. Desde agricultura y ganadería hasta salud, educación, industria manufacturera, planificación urbana y transporte público.

En este punto, los caballos de hierro son todavía más peligrosos, pues evitarán la rápida adopción de las tecnologías transformativas, exacerbando así la falta de competitividad, que hemos logrado con tanto esfuerzo mal orientado.

Numerosos dispositivos existen (otros están en diseño y puesta en marcha) para monitorear y diagnosticar una gran variedad de enfermedades. Vienen con sensores de todo tipo y recaban enormes cantidades de información, la cual es procesada en tiempo real, ya sea por una aplicación en el celular del individuo o en la nube.

Desviaciones de los umbrales pueden ser detectados antes que los síntomas de la enfermedad. Sistemas de automatización del trabajo intelectual (antes llamados inteligencia artificial) pueden diagnosticar de manera muy precisa utilizando grandes cantidades de datos, capturados y almacenados en diversos formatos (texto, números, imágenes etc.).

No es exageración decir que la IoT está severamente limitada por la imaginación. Si se diseñan caballos de hierro con estas tecnologías, por ejemplo, los monitores de química sanguínea que solo pueden ser utilizados en laboratorios de microbiología, o no se permiten las llamadas automáticas a emergencias, se reduce sustancialmente el impacto positivo de las tecnologías y se amplia la brecha con los países que diseñan locomotoras digitales.

Por supuesto que se va a producir un impacto en el mercado laboral. Las locomotoras de hierro también lo hicieron, pero de manera lenta y gradual. Nuestro futuro, sin embargo, insiste en venírsenos encima cada vez más rápido y, por más que tratemos, nunca vamos a poder tapar el sol con un dedo.

El 17 de abril, en el Club de Investigación Tecnológica discutimos, durante todo el día, casos y tecnologías de la IoT, incluida una lechería en Costa Rica, un hospital en Estados Unidos y varias ciudades en Latinoamérica, entre otros. Esperamos que lo aprendido nos ayude a diseñar las locomotoras digitales que puedan reclamar un poco de la competitividad perdida en años recientes. Tenemos en el país todo lo que hace falta para convertirnos en un centro de diseño, producción y exportación de locomotoras digitales de la IoT.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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