Mentalidad de abundancia

Junio 18, 2014 - Noticias, Publicaciones

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La gran mayoría de la gente se comporta de manera diferente cuando utiliza recursos que considera abundantes y cuando los percibe como escasos. Cuando un recurso se considera abundante, se utiliza libremente. Para muestra, un celular. En 1989 hablar por celular en Costa Rica costaba $0,75 el minuto y, si uno llamaba a fulanito y le decían: “Espere un momento, fulanito está ocupado”, uno colgaba inmediatamente. Hoy en día, los jóvenes utilizan el celular para “marcar”.

Los paquetes de equipo, minutos, Internet y mensajes no solo han servido para esconder el valor del minuto y del mensaje, sino también para crear la mentalidad de abundancia, y el resultado ha sido una enorme utilización de la telefonía celular.

El éxito mundial de Internet se debe, en gran medida, al costo fijo bajo que genera la mentalidad de abundancia, la cual permite a los usuarios buscar, compartir, colaborar e innovar, sin preocuparse del costo. Es obvio que Internet es mucho más que un sistema de telecomunicación, es una plataforma de colaboración e innovación. Recordemos cómo en Costa Rica, antes del año 2000, casi no se utilizaba Internet por ser (todavía) más cara y lenta que ahora (el acceso, vía módem, se pagaba por minuto).

La Internet móvil implementa acceso a Internet a través de las redes de celulares, y esto ha aumentado significativamente la penetración de Internet en todos los países en los que Internet fija no está bien desarrollada. En aquellos lugares donde Internet fija está bien desarrollada, Internet móvil es un servicio más que la gente, que ya estaba conectada, decide adquirir para aprovechar mejor los largos ratos de viaje desde y hacia los lugares de trabajo.

Diferente

No es lo mismo, ni por mucho, Internet móvil que Internet en todas partes. Internet en todas partes se provee a base de Wifi en áreas públicas como parques, cafés, restaurantes, trenes y, ahora, aviones. El usuario compra una suscripción y tiene acceso a Internet de alta velocidad en una gran cantidad de puntos geográficos. En Costa Rica, en lugares en que ofrecen Wifi gratis, la conexión es tan lenta que regularmente los usuarios prefieren conectarse por Internet móvil (utilizando para eso los cuellos de botella, llamados “torres de celular”).

La demanda de servicios de Internet móvil en Costa Rica está severamente sesgada por la deficiencia en los servicios de Internet fija. Los operadores de las redes de celulares recurrentemente indican que un porcentaje pequeño de los usuarios utilizan un porcentaje muy elevado del tráfico. Obviamente, mientras el tráfico de Internet móvil interfiera en el tráfico de telefonía celular, los operadores deben hacer algo para desincentivar el uso de la Internet móvil.

Lo que los operadores no suelen comentar es que ellos saben perfectamente dónde se realizan estos accesos, a qué horas del día y si se hacen de manera móvil o estacionaria (siempre conectados a la misma torre). El tráfico de Internet móvil estacionario no debería ser Internet móvil, debería ser Wifi. En lugares públicos, sin embargo, no se puede –ni se debe– seguir ofreciendo acceso basado en ADSL o cable módem, ya que, cuando diez personas con dispositivos móviles tratan de conectarse al mismo tiempo, el acceso se vuelve imposiblemente lento.

Pésima idea

Desincentivar el uso de Internet en general es una pésima idea, es como apagar el motor de la innovación. Dada la arquitectura de las redes celulares (que implementan cuellos de botella en las torres), es irreal pensar en continuar reemplazando la Internet fija por la Internet móvil. Es necesario, primero, mejorar sustancialmente el acceso a Internet fija, ofrecerla más barata, más rápida y en todas partes. En segunda instancia, se deberían introducir tarifas por descarga, solo en los lugares y las horas en que la red celular se encuentre cerca del nivel de saturación, de manera que al usuario que intenta conectarse (a esa hora y en ese lugar), le aparezca un mensaje advirtiendo los costos en que está a punto de incurrir.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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