Hace pocos días vimos, con asombro y admiración, la noticia de cómo Panamá se apresta a sobrepasarnos en competitividad, haciendo un uso inteligente y extensivo de las tecnologías de información. A la noticia siguió un acertado editorial de La Nación (19/3/07) que, en otras palabras, dice que en Costa Rica hay muchos que prefieren trabonear que hacer pase.
Ese día, la Comisión Asesora de Alta Tecnología (CATEC) publicó el barómetro CISCO de Banda Ancha para Costa Rica, mientras en un salón contiguo, el ICE junto con un grupo grande de proveedores de tecnología discutían el proyecto “Servicios Móviles Avanzados”. La coincidencia de las dos actividades, en el mismo lugar y a la misma hora, tiene una relevancia que va mucho más allá del inconveniente de los que queríamos asistir a ambos.
La noticia de Panamá nos enseña cómo el vecino país, en 18 meses, ha avanzado en el uso de la tecnología para hacer al Gobierno, y al país, más transparente y eficiente, mucho más que lo que hemos avanzado nosotros en 9 años. Hace 25 años Singapur publicó un informe titulado “Visión de una Isla Inteligente”, como esa visión ya es una realidad, ahora publicaron “Nación Inteligente 2015”, no tengo la menor duda que esa nueva visión también la harán realidad. Tampoco deberá sorprendernos cuando Panamá sea un país más conectado y eficiente, por mucho, que nosotros.
Abundantes excusas. Ah, “es que esos países no tienen tanta traba legal y burocrática”, “no hay tantas leyes y reglamentos”, “tienen menos serruchos y serruchadores”, “en esos países es más fácil”, son algunos de los comentarios que oímos localmente. Son puras excusas.
El doctor Guy de Téramond, exministro de Ciencia y Tecnología, tuvo visión muy clara y certera de cómo la conectividad de banda ancha impulsaría el desarrollo nacional. El Barómetro CISCO, recién publicado por CAATEC, muestra un crecimiento saludable de conexiones de banda ancha en el 2006, cuando casi se duplicaron las conexiones existentes. Desafortunadamente, la penetración sigue siendo muy baja en comparación con otros países en vías de desarrollo, ni se diga en comparación con países como Singapur y Corea del Sur. La brecha digital sigue creciendo, duplicar el número de conexiones anualmente no es, ni por mucho, suficiente.
Otros países crecen no solo en número de conexiones, sino también, y quizás más importante, en el ancho de las conexiones. Mientras que aquí consideramos que las conexiones de banda ancha son las que ofrecen velocidades entre 0,256 y 4 megabits por segundo (mbs), en Corea consideran banda ancha velocidades entre 8 y 100 mbs. Mientras aquí la relación entre el número de conexiones y población ronda el 2%, en países como Corea el 25%.
Evidencia mundial. Si bien el año pasado la conectividad en hogares y en las pequeñas y medianas empresas creció de manera muy saludable, en educación y gobierno la conectividad permaneció casi igual. La evidencia del estudio es que el crecimiento acelerado del año se debió a la reducción de tarifas del ICE y Racsa. Esto es congruente con la evidencia en el mundo respecto a la elasticidad de la demanda de servicios de teleco- municación, y también sugiere que la falta de conectividad en educación y gobierno tiene otro origen, no falta de plata.
“Servicios Móviles Avanzados” suena bonito, muy bonito. La Red Internet Avanzada (RIA), también sonaba muy bonito hace 6 años. La comunicación móvil (teléfonos celulares) en Costa Rica ha sufrido una explosión de demanda mucho mayor que la de conectividad de banda ancha, en parte porque el aparato, teléfono, es más barato, pero sobre todo porque la tarifa de celular es percibida mucho más barata que la tarifa de banda ancha. La percepción de la tarifa tiene que ver con la utilidad del servicio, la movilidad que nos da la tecnología celular es sin duda muy útil. La comunicación mundial con tarifa plana, en multimedia (voz, datos, sonidos e imágenes) es sin duda también muy útil.
Si el proceso de adquisición de tecnología de veras debe durar 2 años o más, no tiene sentido adquirir la tecnología de punta de hoy (como era el caso de la RIA hace 6 años). Para que dentro de 2 años tengamos un servicio de voz, datos, sonido e imágenes con una tarifa plana baja (¿$10 mensuales por 20mbs?) en aparatos portátiles capaces de sostener comunicación móvil en un 85% del territorio nacional, es necesario dejar de una vez por todas de pensar en centrales y circuitos.
Es obvio que el futuro de las comunicaciones globales se basa en el protocolo IP, esto es, enrutadores y paquetes. El proceso de adquisición de tecnología de interés nacional no solo es de una gran cuantía económica, sino también de gran relevancia para el desarrollo del país. Si se inicia un proceso para adquirir lo que hoy se considera tecnología de punta, sucederá lo mismo: para cuando esté instalada será tecnología atrasada. Bien lo sentenció el doctor de Téramond, “una decisión tecnológica mal tomada puede atrasar al país 20 años”.
Artículo publicado en el periódico La Nación