La informática tiene que ver con la información y su procesamiento por medios automáticos. Las computadoras nacieron para hacer cálculos numéricos rápidos y su rasgo distintivo es que siguen instrucciones –programas– de manera exacta.
El programa dicta el comportamiento de la computadora y esto la hace una simuladora universal: al ejecutar un programa, la computadora se constituye en una máquina que realiza un trabajo (distinto) automáticamente.
Otros aspectos han tenido un impacto tecnológico e intelectual de consecuencias inmensas, como el representar como dígitos binarios cualquier dato: números, letras, imágenes y programas.
Podemos programar una computadora X para que simule a una computadora Y: esta es la esencia de la virtualización. También podemos escribir un programa que simule la funcionalidad de otro dispositivo.
Las redes tradicionalmente están compuestas por dispositivos especializados (enrutadores, conmutadores, cortafuegos, etc.) que deben ser conectados con cuidado. Suelen ser rígidas, difíciles de evolucionar y de administrar.
Las redes definidas por software permiten controlar, vía programación de servidores, la topología de la red y los flujos de datos entre sus elementos, ajustándolos dinámicamente.
En una red programable el comportamiento de los dispositivos de red y los flujos de datos son manejados por programas que operan independientemente del hardware de la red.
Esto permite a los ingenieros reprogramar las infraestructuras de redes sin reconstruirlas manualmente.
Las redes programables habilitarán la virtualización de funciones de red y posibilitarán el uso de políticas automatizadas para crear, configurar y ejecutar servicios de red que interactúen con aplicaciones de software para ajustarse dinámicamente y mejorar la experiencia del usuario.
Artículo publicado en el periódico El Financiero
