Seguridad nacional digital

Septiembre 16, 2007 - Publicaciones

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Los que violaron la Seguridad Nacional para robar un correo electrónico de Casa Presidencial no son “hackers” aficionados, ni lo hicieron por curiosidad juvenil. La probabilidad es que son delincuentes profesionales, extranjeros, motivados por dogma y/o dinero (ciertamente no “subalternos decentes”). Tan censurable como ha sido el contenido del documento debe serlo la manera en que fue obtenido. Los periódicos publican la información sencillamente porque eso deben hacer los periodistas.

No hay ninguna razón para creer que esto haya sido un hecho aislado. Es muy probable que la violación haya sido sistemática durante meses y alguien tomó la decisión de sacar, uno de los documentos robados, a la luz pública. Enviar un anónimo a cualquier periódico es la manera de hacerlo, sin tener que dar explicaciones.

No creo que ningún costarricense justifique el robo de información a la Presidencia de la República, por el contenido de uno de los documentos. El hecho de que la violación sea digital y no física, no cambia para nada la magnitud del crimen. Para mi es difícil pensar que el dogmatismo haya llevando a algunos a creer que el fin, de veras, justifica los medios.

Si las comunicaciones del presidente de la República estaban comprometidas, debemos asumir que las de todos nosotros también lo están. Claro que la mayoría de nosotros no trasegamos información importante, pero es muy duro pensar que en este país no hay nada privado ni confidencial. Los hechos confirman las capacidades de robo digital que existen actualmente en el país. Las normas de seguridad de la Presidencia eran, obviamente, insuficientes, pero las técnicas de investigación forense digital permitirán identificar pronto a los delincuentes. Los rastros y pistas digitales son más sutiles, y en ocasiones menos obvias, pero existen y son contundentes.

Un artículo del 10 de septiembre en el Guardian de Londres, titulado “China flexiona el músculo de su ejército informatizado”, describe con lujo de detalles la guerra digital que se está llevando a cabo a nivel mundial. Esta guerra busca no slo robar secretos militares estratégicos, sino también secretos comerciales, industriales y políticos, así como la posibilidad de interrumpir (cuando las circunstancias lo requieran) el funcionamiento de los sistemas del “enemigo”. La existencia del brazo “informatizado” del Ejército de Liberación del Pueblo parece estar bien documentada, algunos sugieren que hay hasta 120 países activos en la guerra digital.

Pensar que Costa Rica, por no tener ejército, está inmune a la guerra digital es ser sumamente iluso, al igual que lo es pensar que los enemigos de la Presidencia de la República no reciben apoyo extranjero. Haber violado las normas de seguridad de la Presidencia es, sin duda, más que un acto delictivo.

Como mencioné en un artículo anterior, la seguridad en Internet, es como la del salvaje Oeste. Mal haríamos en dejar a los usuarios a que se valgan por si mismos. El Gobierno, las empresas y las instituciones deben asumir una actitud proactiva en cuanto a la seguridad digital.

El robo de información (bits) debe ser perseguido y penado igual que el robo de objetos (átomos). Debemos educar a la población en la utilización de medidas preventivas (por ejemplo, correo electrónico “encriptado” y monitoreo constante de redes y sistemas). Internet es una gran herramienta que ha cambiado al mundo, es el “lugar” de trabajo, estudio y entretenimiento del futuro, debemos aunar esfuerzos para hacer que sea (y aparente serlo) un lugar seguro. Anunciar a Costa Rica como un país digitalmente inseguro, no solo es erróneo y denigrante, sino que atraerá criminales digitales de todos los rincones del planeta.

Artículo publicado en el periódico La Nación

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