El teletrabajo, según la Real Academia, es “trabajar desde fuera de la empresa utilizando las redes de telecomunicación para cumplir con las cargas laborales asignadas”. Personalmente, me parece sorprendente que, dadas las condiciones del tránsito y la calidad del transporte público, en Costa Rica no estemos aprovechando mucho más esta modalidad de trabajo. En EE. UU., durante los últimos 7 años, la fuerza laboral creció solo un 3%, mientras el número de teletrabajadores creció 66%. Actualmente la mitad de toda la fuerza laboral de ese país (64 millones) está en capacidad de laborar remotamente (por lo menos parcialmente), y un 80% de ellos dicen que les gustaría hacerlo. ¿Qué pasaría en Costa Rica si 800.000 trabajadores trabajaran remotamente 2 días por semana?
Ahorro de tiempo y dinero
Primero, el ahorro del tiempo y dinero que actualmente se gasta desplazándose desde y hacia el trabajo. Si en promedio cada trabajador toma 45 minutos desplazándose en cada dirección, el país ahorraría 120 millones de horas al año. El ahorro en combustible sería de unos ¢200.000 millones (¢500.000 anuales por carro, dos trabajadores por carro). El ahorro en desgaste y mantenimiento de los automóviles sería proporcional al menor uso, y pronto atraería una rebaja en el seguro de automóviles de teletrabajadores. Una rebaja tan significativa en las ventas de Recope es, además, sumamente beneficiosa para el medio ambiente ya que implica una reducción proporcional de la contaminación ambiental.
Segundo, los trabajadores que trabajan desde fuera de la empresa son más felices. Un 80% dice haber encontrado un mejor balance entre vida y trabajo, en promedio calculan haber disminuido su estrés un 25%. Tres de cada cuatro trabajadores remotos, dicen comer más saludable. No es, por lo tanto, sorprendente, que la productividad de los trabajadores que trabajan desde fuera aumente, en promedio entre 10 y 20%. Tercero, si un 40% de la fuerza laboral, que puede trabajar desde fuera, evita desplazarse todos los días.
Los requerimientos de espacio físico, en las oficinas, se reducirían proporcionalmente, lo cual permitiría crecer el número de trabajadores sin necesidad de crecer en espacio físico.
La pregunta obligada es, entonces, si el teletrabajo produce trabajadores más ricos, contentos, saludables y productivos, ¿por qué no somos legiones? Desafortunadamente, en una gran cantidad de trabajos, tanto en la empresa privada como en las instituciones públicas, la presencia física es la principal medida del trabajo realizado. Eso no debe continuar, ya que atenta directamente contra la productividad y, por ende, contra la competitividad del país.
Hoy en día los sistemas informáticos son el apoyo de la gran mayoría de las labores de los trabajadores de oficina, incluir medidas de productividad en dichos sistemas es moderadamente sencillo (la mayoría de los sistemas ya cuentan con medidas de productividad, pero no se utilizan).
Empresas e instituciones
Ya hay muchas empresas e instituciones que cuentan con lineamientos y reglamentos de teletrabajo; sin embargo, la adopción sigue siendo muy baja. Pareciera no ser suficiente que exista la posibilidad de trabajar desde fuera, es necesario promover, capacitar y facilitar. En muchos lugares la medición del trabajo se dificulta y ni siquiera se considera la posibilidad de utilizar medios automatizados de medición del trabajo.
Hace un poco más de cuatro años, cuando el precio del petróleo llegó a su máximo histórico, en Costa Rica hubo varias iniciativas para promover el teletrabajo, las cuales perdieron impulso al reducirse nuevamente el precio. No tengo dudas que las empresas e instituciones que tomen la delantera y lideren el teletrabajo serán ampliamente compensadas, no solo por la reducción de costos y aumento de productividad, sino también porque serán las organizaciones preferidas de la nueva generación de trabajadores.